Villa El Salvador, Lima - Perú
 
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LA LUCHA POR LAS BARRIADAS DE LIMA:

EL CASO DE VILLA EL SALVADOR

Informe presentado a la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú

Por Jo-Marie Burt, Ph.D. , Profesora Asistente George Mason University Fairfax, VA

publicado en "Amigos de Villa" el 24 de agosto de 2003 (*)

I. INTRODUCCIÓN

La historia reciente del distrito popular de Villa El Salvador representa uno de los capítulos importantes de la violencia política en el Perú durante 1980 y 2000. Un distrito reconocido y celebrado por su nivel organizativo y por la capacidad de autogestión y participación de sus pobladores en la toma de decisiones locales, Villa El Salvador se convertió en una suerte de trofeo para los grupos alzados en armas. Villa El Salvador fue una bastión la Izquierda Unida, cuya participación en el sistema democrática establecida en 1980 fue calificada como “revisionista” por Partido Comunista del Perú (Sendero Luminoso), Efectivamente, Villa El Salvador representaba una experiencia de participación y organización que era diametralmente opuesto a la propuesta de guerra popular de Sendero Luminoso. Por ello, Villa El Salvador se convertió en un reto político para Sendero Luminoso. A su vez, representaba una zona militarmente importante, al ser el distrito popular de mayor población en el cono sur. Calculaba que podría reclutar jovenes del distrito para la guerra popular. También habría sido una zona importante de descanso para militantes de Sendero que actuaban en otros escenarios.

El Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) también tenía presencia en Villa El Salvador, y buscaba reclutar adeptos y ejercitar influencia en la zona. Sin embargo, su accionar se distinguía de la de Sendero tanto por su forma de relacionarse con las organizaciones populares y la izquierda electoral, como por su metodología de guerra. En primer lugar, el MRTA concebía su accionar como el brazo armado de la izquierda electoral (aunque la izquierda no hubiera apoyado tal tesis) y por lo tanto buscaba generar simpatia entre el sector organizado de la población, en particular el sector vinculado con la izquierda. En contraste a Sendero Luminoso, que se enfrentó frontalmente con la izquierda electoral, a quien concebía tan enemigo como las autoridades del estado, el MRTA se imaginaba como el defensor y representante armado de la izquierda legal. Debido a la importancia de Villa El Salvador para la izquierda legal, el distrito se convertió también en una zona de operación importante para el MRTA.

Para las fuerzas del orden, Villa El Salvador fue tempranamente designado como “zona roja,” y el distrito y sus pobladores soportaron operativos de rastrillaje que frecuentemente significaba la detención arbitraria de decenas sino cientos de personas. Con frecuencia las fuerzas armadas realizaría operativos designados a reclutar a jovenes a cumplir con su servicio militar obligatorio, y varios testimonios sugieren que llevarían a los jovenes sin permitirles avisar a sus familiares cual era su destino. En un caso, un joven fue reclutado a la fuerza de una discoteca en Villa El Salvador y fue llevado a realizar su servicio militar en Ayacucho; pasaron nueve meses antes de que pudiera contactar a sus familiares para avisarles que le había pasado. Luego de que presencia de Sendero Luminoso en el distrito se hizo más evidente, las fuerzas armadas establecieron una base militar en la zona y intentaron establecer alianzas con las autoridades del distrito y con ciertos dirigentes que se encontraban amenazados por Sendero Luminoso con el supuesto fin de protegerles. Sin embargo, varios dirigentes dijeron que no sentían protección sino que la presencia de las fuerzas armadas les daba mas miedo de que iba a ser detectados por Sendero y sería motivo de represalia. Esto evidencia la fuerte presencia que tuvo Sendero en la zona, y la sensación de absoluta desprotección que sentía los pobladores y sobre todo los dirigentes. Eso contribuía a crear un clima de miedo y inseguridad, y llevó a la desarticulación de la organización social. Algunos sugieron de que no era solamente que las fuerzas de seguridad no ofrecía protección sino que tenía una estrategia de dejar que la violencia avanza ya que se trataba de violencia entre dirigentes de la izquierda y Sendero –ambos percibidos por las fuerzas de seguridad como peligrosos. Al fin y a cabo el panorama cambió radicalmente en los meses luego de la captura de Abimael Guzmán; las fuerzas de seguridad toman la ofensiva, Sendero se retrae, y el distrito comienza a afrontar nuevos desafios.

La historia de la violencia política en Villa El Salvador es, por lo tanto, un capítulo importante en la reconstrucción de los hechos que acontecieron en el Perú entre 1980 y 2000.

Metodología

Este informe se base en trabajo de campo realizado en Villa El Salvador durante 1992-1995, y 2002. Durante el primer periodo de trabajo, investigué la actividad senderista (y la violencia política en general) en las barriadas de Lima y las respuestas populares a ello. El estudio se enfocó en cuatro distritos populares: Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho, El Agustino, y Ate Vitarte. Durante 1992 y 1995, el periódo principal de recogo de información y realización de entrevistas, pude reconstruir la historia de la presencia de Sendero en estos distritos populares, documentando sus actividades y analizando su estrategía política en las barriadas en base a varios modos de recolección de información (1). También recogí información sobre las respuestas populares a la presencia senderista en estos distritos. A su vez, realizé una investigación a profundidad sobre el caso particular de Villa El Salvador por tratarse de caso particular, en el cual Sendero había formulado objetivos políticos de retar a la izquierda legal y disputarles la hegemonía sobre Villa El Salvador para demostrar que la guerra popular era la ‘única' opción para el cambio social. En 2002, bajo el auspicio de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, realizé viente entrevistas mas con dirigentes, pobladores y observadores informados de Villa El Salvador, además de recolectar nueva información escrita sobre lo sucedido en esa epoca. Este recojo adicional de información servió para reconfirmar las hipotesis de trabajo de la investigación anterior, y de aportar alguna información nueva. Pero también reveló la dificultad de reconstruir los eventos del pasado no sólo porque la memoria es una cosa sumamente sujetiva, sino también porque aún hay intereses personales y políticos de por medio que puedan influenciar en qué y cómo se recuerde el pasado. Con ello no quisiera afirmar la idea pos-moderna de que “no hay verdad”, ya que hay hechos concretos que si se pueden confirmar y interpretar. Sin embargo hay muchas zonas gris en donde no es tan facil llegar a una interpretación “única”. Por lo tanto, en la mayoría de los casos trato de presentar y representar los distintos puntos de vista pero sin dejar de notar los hechos concretos.

(1) La metodología de recogo de información consistió en: a) entrevistas a dirigentes sociales y políticas, autoridades políticas, y observadores locales (una primera rueda en 1993-1994; una segunda rueda en 2002); b) la observación participativa a distintas reuniones y eventos durante el periódo de investigación; c) la realización de cinco focus groups a pobladores del distrito, realizados en 1994; d) un archivo de los artículos de los principales medios de comunicación sobre la violencia política en Villa El Salvador (y los demás distritos bajo analísis); y e) una encuesta a 300 pobladores en Villa El Salvador sobre distintos temas, incluyendo la violencia política realizado en 1994;

II. VILLA EL SALVADOR EN LA MIRA

El distrito de Villa El Salvador fue uno de los escenarios importantes para el desarrollo de la “guerra revolucionaria” del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso. Mientras su accionar se concentró en las zonas rurales del país durante buena parte de los años 80, hacia finales de esa década, la organización maoista realizó un viraje en su estrategia, incorporando a las ciudades, y principalmente la capital, como un complemento a su estrategia rural. Según documentos del PCP, la “guerra popular prolongada” en el campo se había desarrollado a tal punto que ya era hora de preparar el terreno para la insurección urbana, que los llevaría a la toma del poder. Un elemento clave para establecer una cabeza de puente en Lima sería controlar las enormes barriadas que rodean la capital y albergan a casi la mitad de su población.

El desarrollo de la actividad senderista en las barriadas de Lima correspondía a dos elementos. Primero, la organización maoista coinsideraba que las barriadas, donde vivían la mitad de la población limeña en condiciones de carencia, eran un lugar estratégico para ganar adeptos y movilizarse libremente. Segundo, geograficamente las barriadas rodeaban a la capital de tal manera que representaban zonas estratégicas en el desarrollo militar de su “guerra popular” ; según Abimael Guzmán, el líder principal de Sendero, las barriadas constituía el “cinturón de hierro” desde el cual las masas, dirigidos por el Partido Comunista del Peru, se alzarían en contra de sus opresores. (2) Las barriadas eran particularmente importante para Sendero una vez que declararon el inicio de la etapa de “equilibrio estratégico” en mayo de 1991. Como señaló el vocero senderista, El Diario : “Lima y los pueblos jovenes son el escenario en el cual la batalla final de la guerra popular será definida.” (3)

En otros distritos populares como San Juan de Lurigancho, El Agustino y Ate Vitarte, Sendero tenía claros objetivos militares y estratégicos. Por ejemplo, controlar esos distritos les daría control sobre la Carretera Central, la principal vía desde Lima hacia Junín, centro de abastecimiento alimentario y energético para Lima. Por su parte, San Juan de Lurigancho, con una población de casi un millón de personas, representaba el distrito mas poblado en la capital y por lo tanto una zona estratégica en ese sentido. El Agustino era util por los cerros que permitían observar lo que pasaba en la ciudad. Ate Vitarte, ademas de su relación con la Carretera Central, era el centro de la industria en el pais, y además por lo tanto una zona importante de concentración de obreros.

Estratégica y geopoliticamente, Villa El Salvador era un objetivo importante para Sendero. El distrito popular mas grande del cono sur limeño, Villa era una zona estratégica a controlar en el plan mayor de Sendero de cercar a Lima. En términos geopolíticos, Villa limita de un lado con la carratera panamericana, el principal vínculo entre la capital y el sur del país; del otro, cruzando las faldas de los Andes, se une con otras barriadas que rodean Lima, formando así el “cinturón de hierro” que según Guzmán cercaría y estrangularía la capital. Pero Villa El Salvador era tal vez mas importante para Sendero en términos políticos. Una comunidad donde la izquierda democrática estuvo fuertemente arraigada, y que fuera reconocida internacionalmente por su nivel organizativo, Villa El Salvador representaba una alternativa política y por lo tanto un obstáculo al desarrollo de la “guerra popular” de Sendero Luminoso. La organización pacífica entorpecía la revolución, según Sendero, al ofrecer nada mas que “paliativos” para la población. Solamente la guerra revolucionaria producería cambios reales para los peruanos pobres y marginados. Su visión maniquea les llevaba a un imperativo categórico: librar una batalla ideológica y militar no sólo contra el Estado y la burgesía, sino tamabién contra la izquierda legal peruana y las organizaciones sociales que estaban ligadas a ella. La izquierda legal, que participaba en elecciones, que tenía representantes en el congreso, y que dirigía gobiernos municipales, representaba el “revisionismo”, prueba de la “contaminación” de la izquierda por el “viejo orden” que tenía que ser destruida por la fuerza. De hecho, Guzmán señaló que la batalla “real” era contra esta “izquierda revisionista” por ser su principal competidor por el apoyo popular. Ganar influencia en zonas como Villa El Salvador –la vitrina de la izquierda tanto por el fuerte arraigo de la izquierda como fuerza política en el distrito como por los altos niveles de organización y participación popular— permitiría a Sendero “desenmascarar” el “revisionismo” de la izquierda legal y probar que su guerra popular representaba la única via verdadera de cambio social.

(2) Ver Guzmán (1988).

(3) El Diario , julio de 1992.

III. EL CONTEXTO SOCIAL, ECONÓMICO Y POLÍTICO DE LA EXPANSIÓN SENDERISTA EN LAS BARRIADAS DE LIMA

Muchos analistas señalan que la decisión de Sendero Luminoso de volcarse hacia la ciudad tiene su raiz en su derrota en el campo debido al crecimiento de las rondas campesinas. Si bien ese elemento es importante tomar en cuenta, una revisión de los documentos senderistas revela que la organización maoista estaba haciendo un cálculo político al realizar un giro hacia la capital que tenía a su raiz la profunda crisis económico, social y político que atrevaba el pais a finales de los años ochenta. Particularmente después de 1988, la situación comenzó a deteriorarse dramáticamente. A pesar de su éxito inicial, el experimento heterodoxo del gobierno de Alan García (1985-1990) colapsó en 1988, en parte por los constreñimientos de la balanza de pagos y los crecientes déficits fiscales, y en parte por la incapacidad del gobierno aprista de mantener un consenso en favor a ese modelo. (4) Entre 1988 y 1990, la espiral hiperinflacionaria produjo una fuerte caída en los salarios reales y una contracción de la economía del 25% (Pastor y Wise 1992). El proceso de descomposición del Estado que seguió al fracaso económico, la caída subsiguiente en los servicios públicos y el agotamiento de los programas sociales provocó un gran malestar social y debilitó seriamente a la frágil legimitidad del estado peruano. La violencia política crecía, extendiéndose a nuevas zonas del país, creando una sensación de caos.

La crisis económica, combinada con creciente evidencia de una profunda corrupción en el seno del Estado, erosionó el respaldo popular del APRA. Para 1988 pareció que Izquierda Unida captaría los votos de los apristas descontentos el las elecciones municipales de 1989 y las presidenciales del siguiente año. Sin embargo, las viejas tensiones dentro e la alianza entre moderados y radicales culminaron con su división a comienzos de 1989, desinflando las posibilidades electorales de la izquierda. (5) La división de la izquierda alimentó la creciente percepción de que los partidos políticos no eran capaces de resolver la crisis política y económica. De hecho, los partidos tanto de izquierda como derecha fueron vistos cada vez meas como vehículos de poder personal y de clientelaje, mientras que el Congreso llegó a ser percibido como una entidad ineficaz en el que se debatían temas poco relevantes mientras el país viraba hacia el caos. La expresión política de este creciente descontento fue la elección de candidatos independientes que aprovecharon el hecho de no estar vinculados formalmente con los partidos políticos “tradicionales”. (6)

La combinación de una devestadora crisis económica y el colapso de los principales canales de mediación entre Estado y sociedad fue el telón de fondo sobre el cual Sendero incrementó su accionar en Lima después de 1988. La exacerbación de la crisis económica alimentó sentimientos de frustración y desesperación entre sectores importantes de la población marginal. La hiperinflación fue especialmente devastadora para los pobres. La creciente incapacidad estatal para mediar las demandas populares y brindar siquiera los servicios públicos básicos dejó a los sectores pobres con pocos recursos para enfrentar la crisis. Esto era especialmente cierto para los migrantes más recientes.

La crisis fiscal del estado a partir de 1988 erosionó la capacidad del gobierno responder a las crecientes demandas por vivienda e infraestructura. El debilitamiento de los mecanismos tradicionales de representación de intereses como los partidos políticos y los sindicatos (por débiles que fueron), significó que los sectores pobres tenían menos posibilidades de encontrar solución a sus problemas básicos. La combinación de estos factores constituyen las variables contextuales que ayuden a entender por qué Sendero pudo entrar a la ciudad con más facilidad de lo que se imaginaba. La creciente frustración y descontento entre sectores importantes de la población urbana limeña le dio una oportunidad para avanzar sus fines organizativas y militares en Lima.

Las condiciones estructurales indudablemente favorecieron el ingreso de Sendero a la capital y su pase a la llamada “equilibrio estratégico”. Sin embargo, una analisis estructural no es suficiente para entender el avance de la organización senderista en la capital, y tampoco ayuda a entender las dinamicas de acomodo y de resistencia de parte de la sociedad civil y político frente a Sendero. Por lo tanto, ese ensayo busca analizar, primero, la estrategía político y militar de Sendero Luminoso, y segundo, las respuestas populares a su creciente presencia en la capital. Para darle mayor especificidad al análisis, se analizarían esos dos puntos en un terreno geográfico y político específico: el distrito popular de Villa El Salvador, una zona, como ya se menciona arriba, se convertió en un objetivo militar y sobre todo político para la organización senderista en su intento de avanzar su presencia en la capital, eliminar todo competidor por el apoyo y simpatía popular, y lograr su fin último—la toma del poder. Este análisis revelaría la forma cómo Sendero Luminoso aplicó una estratégia letal que combinaba una mezcla letal de violencia y política: mientras con ciertas acciones buscaba generar simpatía entre la población para ganar espacios y legitimarse, a su vez realizaba actos de intimidación a quienes se oponían a la “guerra popular”, y cometían actos de violencia política contra sus opositores y representantes del “viejo Estado”. A su vez, revelaría las distintas actitudes de la población frente a la actuación senderista, que varía desde la oposición frontal (cómo fue el caso de la dirigenta popular María Elena Moyano, quien enfrentó a Sendero Luminoso directamente y fue brutalmente asesinado por un comando senderista en febrero de 1992), a una oposición evidente pero menos directa, a una zona gris entre una oposición pasiva a la simpatía pasiva, hasta ciertos sectores, pequeños pero significativos, que mostraron una simpatía mas abierta hacia la organización maoista. También es importante señalar que Sendero logró captar un número (no definido por razones obvias) de adeptos, algunos entre los sectores radicalizados de la izquierda, sobre todo luego de la ruptura de la coalición electoral Izquierda Unida), y sobre todo entre el sector juvenil. Sin embargo, la actitud mayoritaria fue de alejamiento, como si estuvieran mirando el desarrollo de una pelicula, cosa que se puede entender com un mecanismo de defensa colectiva frente a la violencia senderista y la represión militar que se iba desarrollando en Villa El Salvador.

(4) Los analistas coinciden en señalar la decisión del gobierno aprista de estatizar al sistema bancario nacional como el punto de quiebre entre sectores empresariales y el gobierno aprista. Ver Pastor y Wise (1992).

(5) Los desacuerdos sobre la candidatura presidencial de Alfonso Barrantes, un independiente dentro de la coalición de Izquierda Unida y alcalde de Lima entre 1983-1986, desataron la división. Para los moderados, la candidatura de Barrantes captaría un mayor respaldo entre los electores centristas e independientes y llevaría a IU al palacio de gobierno. Los sectores radicales tenían reservas de larga data con el centrismo de Barrantes, y se opusieron a su propuesta de crear un frente popular amplio para salvar a las fragiles instituciones democráticas peruanas de la crisis económica y la violencia política. Sin embargo, otros conflictos más antiguos subyacían a la ruptura, entre ellos las rivalidades personales, las distinas visiones sobre la democracia, las estrategias sobre cómo lograr el cambio social, y las actitudes frente a Sendero Luminoso. Ver a Pásara (1990).

(6) Tal fue el caso con Ricardo Belmont, elegido alcalde de Lima en 1989, y Alberto Fujimori, quien derrotó al novelista Mario Vargas Llosa en las elecciones presidenciales de 1990.

VILLA EL SALVADOR: UNA BREVE HISTORIA DE LA CREACION DE UNA CIUDAD EN EL DESIERTO

Los orígenes: La epoca velasquista

Villa El Salvador fue fundada en 1971, como respuesta del gobierno militar reformista de Juan Velasco Alvarado (1968-1975) a una invasión de tierras organizada por migrantes recientes y pobladores de los tugurios y callejones de Lima. (7) La invasión original de terrenos estatales fue organizada por unas 200 familias, pero en sólo unos días unas 9,000 familias más se juntaron a la invasión, que ya desbordaba a la propiedad estatal y afectaba a terrenos de propiedad privada. Presionado para que demostrara su compromiso con los sectores pobres que su regimen prometía beneficiar, Velasco decidió reubicar a los invasores a un extenso arenal árido y desierto a 26 kilómetros al sur de Lima. Miles de familias pobres recibieron tierras del gobierno velasquista en este nuevo asentamiento, que los pobladores dieron el nombre de Villa El Salvador, y que se convertiría en la vitrina urbana de la “revolución” velasquista. Los planificadores del Estado tuvieron la tarea de convertir esta invasión en la primera comunidad urbana planificada en el Perú. Así el gobierno militar pretendía resolver el problema de la contenida demanda por la vivienda en Lima al mismo tiempo que se obtendría respaldo popular para su programa de reformas.

La estructura de la comunidad fue trazada cuadra por cuadra, en forma cuadriculada. Cada manzana estaba conformada por 24 lotes familiares y cada 16 manzanas conformaban un grupo residencial. Cada uno de estos grupos tenía un espacio delimitado para proyectos comunales como nidos, centros de reuníon, comedores populares y canchas de fútbol. Viente-cuatro grupos conforman un sector (hoy día existen nueve sectores en Villa El Salvador). Esta división territorial fue diseñada no sólo para racionalizar el proceso de urbanización, sino también para que facilitase la organización local. Cada cuadra elegía tres representantes y ocho de los 48 elegidos en cada grupo residencial eren elegidos para ser los dirigentes principales del grupo. Los planificadores estatales crearon un cuerpo dirigencial central, llamado la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (CUAVES), que supervisaría el desarrollo de la comunidad y la representaría ante el gobierno y los demás agencias externas. La Asemblea General de la CUAVES estaba conformada por los sectores generales de los grupos residenciales, entre los cuales se elegía un consejo ejecutivo conformado por de diez dirigentes. A su vez demarcaron zonas para el futuro desarrollo de un parque industrial y una zona agrícola como parte del plan velasquista de convertir a Villa en una comunidad autogestionaria. Mientras los planificadores estatales supervisaban las iniciativas comunales (a través del Sistema Nacional de Movilización Social, SINAMOS), el modelo autogestionaria promovido pro el régimen velasquista ayudó a nutrir una red dinámica de organizaciones sociales que buscaron movilizar los esfuerzos colectivos para así mejorar la comunidad local. (8)

El repliegue del Estado y el surgimiento de la izquierda en Villa El Salvador

El derrocamiento de Velasco en un golpe de palacio liderado por Gen. Frnacisco Morales Bermúdez en 1975 marcó un viraje del gobierno militar hacia la derecha y un endurecimiento que se mostraba en una creciente actitud represiva hacia los sectores populares. La implementación de medidas de austeridad dió lugar a masivas manifestaciones populares y dos importantes paros nacionales; el gobierno respondío con mayor represión. En el caso particular de Villa El Salvador, el gobierno central abandonó su programa de ayuda a la comunidad, lo cual permitió a otros sectores que hace tiempo venían actuando en Villa a tomar posiciones de liderazgo. En particular, la postura cada vez mas antipopular del régimen militar abrío el espacio político en la comunidad, permitiendo a grupos de izquierda de diversas tendencias a liderar un proceso de movilización social que si bien recogía revindicaciones concretas de la comunidad (como las protestas masivas por el agua, luz, etc.), también tenían un fuerte contenido político de oposición al gobierno militar y su política económica.

Villa El Salvador y sus organizaciones se convertieron en la vanguardia del movimiento de protesta barrial contra el régimen militar, y los emergentes partidos de la llamada nueva izquierda compitieron entre sí para ganar influencia en el asentamiento. Mientras el partido de izquierda de mas larga trayectoria, el pro-moscovita Partido Comunista (Unidad), apoyaba el proyecto velasquista (aún cuando Velasco había sido derrocado), los partidos de nueva izquierda eran más críticos a su proyecto. Vieron en las movilizaciones espontáneas de los sectores populares la semilla de un verdadero cambio revolucionario en la sociedad peruana (Nieto 1983). El movimiento obrero, las organizaciones barriales, y estos nuevos grupos de izquierda unieron fuerzas para desafiar en las calles al régimen militar y sus políticas. Entre 1977 y 1979, tres exitosos paros nacionales contra la política económica del régimen y el carácter autoritario del gobierno en general contribuyeron a presionar a los militares a anunciar una transición a un gobierno civil. Si bien los partidos de la nueva izquierda inicialmente esperaron que esta movilización tomara un rumbo más radical, la mayoría de ellos acordaron participar en la Asamblea Constitutyente convocada por los militares para que encabezara el proceso de transición a un gobierno democrático. En las elecciones constituyentes de 1978, los partidos de izquierda surgieron como una fuerza significativa en la política peruana, alcanzando en conjunto un 30% de la votación (Tuesta 1994).

Algunos grupos de izquierda decidieron no participar en las elecciones constituyentes, sobre todo Patria Roja y el PCP-Sendero Luminoso. Si bien Patria Roja posteriormente participó en las elecciones, en 1978 coincidió con Sendero en criticar el proceso como una “farsa electoral”. La mayoría de los partidos de izquierda decidió participar en el proceso electoral ya que percibián el sentir popular a favor a las elecciones. Sin embargo, algunos partidos entendieron su participación en las elecciones como un recurso táctico para mejorar su posición con respecto a otros grupos, y mantendría su objetivo principal de luchar por la revolución. En ese sentido, los partidos trazaban una distinción entre la democracia “formal” (democracia electoral) y la democracia “social” o “real” (que implicaba mayor equidad socio-económica), una distinción que subyacería la relación ambivalente de sectores importantes de la izquierda con la democracia política durante los años ochenta—y en su relación a Sendero Luminoso. Retornaremos a este tema mas adelante.

Para Villa El Salvador, la pérdida de apoyo y recursos estatales significó que tuvo que enfrentar sólo el desafío de proporcionar la infraestructura básica a su creciente población. De 105,000 residentes en 1973, la población de Villa creció a 168,000 inhabitantes en 1984. Durante este período, Villa dependía administrativamente del distrito de Villa María del Triunfo, pero no recibió los recursos o el apoyo necesario para resolver sus problemas elementales. A pesar del cambio a un gobierno democrático en 1980 con la elección de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), la crisis económica continuaba y las necesidades de la población seguían sin solución. Frente a ello, los inhabitantes de Villa El Salvador unieron esfuerzos colectivos para llenar el vacío dejado por la ausencia de la ayuda estatal y en respuesta a la crisis económica. Por ejemplo, las mujeres comenzaron a organizarse después de 1979 para satisfacer las necesidades alimentarias de sus familias a través de los comedores populares. (9)Sin embargo, con la retirada del apoyo estatal, la organización más importante de Villa El Salvador, la CUAVES, perdió su principal fuente de recursos. Como consequencia, muchos de sus proyectos comunales se desmoronaron, aunque también es importante señalar las acusaciones de corrupción en el manejo de tales proyectos. Tal fue el caso, por ejemplo, con la caja comunal, donde muchas familias, creyendo en el proyecto de Villa El Salvador y la CUAVES, depositaron—y luego perdieron—sus ahorros. Las acusaciones de corrupcieon en el manejo de este y otras empresas minó la confianza de la población en la CUAVES y sus dirigentes. Otro factor de desconcierto fueron las disputas faccionales entre los partidos de izquierda al interior de la CUAVES (Burt y Espejo 1995).

(7) Para una historia mas detallada de la creación y trayectoría de Villa El Salvador, véase Zapata (19TK) y Azcueta (19TK). Sobre las mujeres en Villa, véase Blondett (19TK); sobre los pequeños empresarios, véase TK.

(8) Existieron varios niveles de conflicto entre las autoridades de SINAMOS y los dirigentes de la CUAVES, y a su vez entre autoridades estatales que buscaron controlar y manejar el proceso de movilización social dessde arriba, y los que buscaron utilizar el Estado para avanzar el cambio social y promover la participación comunal en la toma de decisiones. Véase Zapata (19TK).

(9) Los comedores populares surgieron con la ayuda de diversas organizaciones externas, incluyendo la Iglesia Católica, organizaciones no-gubernamentales de desarrollo (ONGDs), partidos políticos, y en ciertos casos con ayuda del Estado.

La Municipalización de Villa El Salvador

En el contexto de la retirada del apoyo estatal, el descuido municipal por parte de las autoridades de Villa María del Triunfo, y la crisis de la CUAVES, surgió un movimiento amplio por establecer a Villa El Salvador como un distrito municipal independente, lo cual fue aprobado por el Congreso Nacional en 1983. En aquel mismo año, la mayoría de los partidos de izquieda unieron fuerzas en la alianza electoral de Izquierda Unida (IU), anticipándose a las elecciones municipales que habrían de tener lugar en noviembre de ese año. Los magros resultados electorales obtenidos por la izquierda el las elecciones presidenciales de 1980—los intentos por presentar una cadidatura unificada colapsaron a último minuto y los diferentes partidos de izquierda que se presentaron no obtuvo sino el 14% de la votación—sugerían que sólo como un frente único tendría posibilidades de obtener una votación apreciable. La apuesta resultó: Alfonso Barrantes, arquitecto de la IU, fue elegido alcalde de Lima, e IU ganó 22 de los 41 distritos limeños, sobre todo en los distritos más pobres, como Villa El Salvador. En las elecciones presidenciales de 1985, Barrantes quedó segundo después de Alan García, estableciendo así a IU como la segunda fuerza electoral más importante del país.

La Izquierda Unida en Villa El Salvador: Una Hegemonia en Disputa

Michel Azcueta de IU fue elegido alcalde en Villa El Salvador en 1983 y otra vez en 1986. Español de origen, Azcueta era profesor de Fe y Alegría, un colegio experimental en Villa El Salvador, y dirigió el movimiento por convertir a Villa en un distrito independiente. En aquel entonces militaba en el Partido Unificado Mariateguista (PUM), el partido más grande de IU. Azcueta propuso un ambicioso proyecto para promover la participación y el desarrollo comunal a través del gobierno local. Para ello, buscó reactivar la CUAVES y las organizaciones de base, y promovió la realización de nuevas elecciones para el concejo ejecutivo de la CUAVES. Su primer acto como alcalde fue reconocer formalmente a ésta como la organización representativa central de la comunidad, y prometió respetar su autonomía organizativa. “Ley comunal es ley municipal” fue la consigna que articuló su visión de un co-gobierno entre la municipalidad y la CUAVES. En una suerte de reformulación del modelo autogestionario, el gobierno municipal brindaría el respaldo institucional a las organizaciones comunales y destinaría sus recursos para una descentralización del gobierno municipal y para devolver el poder a las organizaciones comunales. Sin embargo, como veremos más adelante, la creación del municipio no fue unánimamente apoyado: hubieron sectores dentro de la CUAVES que vieron la creación del municipio con recelos. Temían que el municipio opacaría a la CUAVES en el mejor de los casos, o que usurparía sus funciones en el peor de los casos. Hubieron, a su vez, tensiones políticas que subyacían a estos conflictos entre las distintas tendencias de izquierda. De particular importancia, un grupo de dirigentes de la CUAVES no afiliadas con la IU, y que se autoidentificaron como “Cuavistas” se opusieron tajantemente a la creación del municipio. Este conflicto, como veremos luego, fue un elemento que fue aprovechado por Sendero Luminoso en su búsqueda de establecer su presencia en Villa El Salvador.

Desde el municipio, la IU promovió la organización y participación de los grupos de base en la toma de decisiones. En algunos casos el municipio efectivamente devolvió el control de ciertos programas sociales a las organizaciones de base. Tal fue caso, por ejemplo, del programa del Vaso de Leche, iniciado durante la administración municipal de Barrantes, mediante el cual el gobierno municipal de Lima proporcionaba un vaso de leche diario a los niños pobres y a las mujeres embarazadas y lactantes de Lima. Los municipios de los distritos pobres administraban el program, mientras las mujeres en cada distrito se organizaban voluntariamente en comités locales para preparar y distribuir la leche. En el caso de Villa El Salvador, Azcueta firmó un conveio devolviendo el control de este program a la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (FEPOMUVES), la cual lo sigue administrando hasta ahora. Esto formaba parte del proyecto izquierdista de construcción del “poder popular.” La decisión de devolver ese programa a la FEPOMUVES tuvo la intención de dinamizar el trabajo de la organización, lo cual efectivamente hizo. Sin embargo, es importante notar las relaciones políticas que subyacían esta decisión. Los partidos de izquierda buscaban ganar apoyo y ejercitar su influencia en las distintas organizaciones de base en el distrito, y la FEPOMUVES no fue diferente. Creada inicialmente con el apoyo de UNIR, uno de los partidos del frente IU, luego de una pelea interna, María Elena Moyano, militante del PUM, fue elegida presidente de la FEPOMUVES en 1984. María Elena Moyano frecuentemente citaba la necesidad de mantener la autonomía de la organización social frente a los partidos políticos, sin embargo algunos criticaron de que bajo su liderazgo la FEPOMUVES sería utilizado por el PUM para sus fines políticos-partidarios. Acusaciones de la utilización política de la organización por la IU y el muncipio, por un lado, y el favoritismo político por el otro, empezaron a surgir, creando otro de conflicto que luego sería aprovechado por Sendero Luminoso en su búsqueda de ganar espacio en el distrito.

Otro caso importante es la de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios (APEMIVES), también impulsada con apoyo de la izquierda. APEMIVES se convertiría en un protagonista clave del Parque Industrial. El PI fue un elemento del original modelo de autogestión diseñada por el gobierno velasquista pero que nunca llegó a concretizarse. Desde el municipio, el Alcalde Azcueta impulsó el desarrollo del PI, lográndose firmar un convenio de apoyo de parte del gobierno central y de la cooperación internacional. El PI era crucial para el modelo autogestionario, dado que la promoción de la industria local ayudaría a promover iniciativas empresariales locales y dinamizaría la economía del distrito. A inicios de los años noventa, se evidenciaría un importante trabajo a nivel de base de parte de Sendero en el PI y sobre todo entre los dirigentes de la APEMIVES. De nuevo, conflictos antiguos—en este caso sobre el control sobre los recursos y la toma de decisiones políticos sobre el curso del PI—acrecentarían en un contexto de crisis económico y político, y Sendero Luminoso buscaría aprovechar tales conflictos para avanzar sus propios fines.

La hegemonía de la IU en Villa El Salvador fue disputada a otros niveles también que vale la pena mencionarse no porque tienen una relación directa con el desarrollo de la violencia política sino que agregan otro nivel de conflictividad al proceso político que se va desarrollando en la zona, y que contribuya a cuestionar (justamente o no) el rol que venía cumlpiendo la IU en el distrito. El conflicto más significativo en ese sentido fue la lucha por la competencia política entre IU y el APRA, algo que sucedió a lo largo y ancho del país a mediados de los años ochenta ya que eran las dos fuerzas políticas principales en aquella epoca y se disputaba posiciones de poder a todo nivel entre esas dos fuerzas. La competencia y conflictividad acrecenta luego de que Alan García fuese elegido presidente en 1985. En el caso de Villa El Salvador, como en otros lugares del país, hubo numerosos intentos por parte del partido aprista de ampilar su adhesión entre los habitantes de la zona. Mediante programas sociales como el Programa de Ayuda al Ingreso Temporal (PAIT) y Programa de Ayuda Directa (PAD), el gobierno buscó genarar simpatía para el APRA—llegando según algunos observadores a obligar a los beneficiarios a carnetizarse como miembros del APRA para seguir recibiendo sus beneficios. El gobierno también creó organizaciones sociales paralelas en Villa y en otras barriadas limeñas, como las clubes de madres, que compitieron con otras organizaciones ya establecidas (como los comedores populares) por los escasos recursos. Aún así, la IU dominó la política local en Villa El Salvador durante los años ochenta, estableciéndose una suerte de hegemonia, pero una hegemonia, como hemos sugerido, en disputa.

A parte de la hegemonía en disputa de la IU, otro elemento importante a tomar en cuenta tiene que ver con la forma en que el frente estaba organizada. La IU estaba basada en una estructura de afiliación abierta sin una dirección central fuerte que dirigiera la toma de decisiones de todos sus miembros. Esta flexibilidad permitía que cada partido conservara su propia identidad mientras participaba en el frente, tal vez un elemento necesario para mantener la unidad entre los diversos partidos. Sin embargo, este estructura también dió lugar a una lucha constante de copar espacios y ganar influencia dentro del frente entre cada partido y sus dirigentes. El los distritos populares como Villa El Salvador, esto provocó el surgimiento de rivalidades entre los distintos partidos para controlar las organizaciones sociales y alcanzar la hegemonía con respecto a los demas partidos del frente. En palabras de un activista de izquierda que militaba en uno de los partidos de IU:

Las relaciones entre los distintos partidos en Villa eran cordiales y fraternas, pero al mismo tiempo muy contradictorioas. Era difícil saber quien trabajaba para la IU y quien trabajaba para su propio partido. (10).

Como veremos, estas rivalidades crecerían y se exacerbarían a lo largo de los años ochenta hasta que comienzan a dividirse ciertos partidos del frente, y luego el mismo frente se divide. Eso tendría graves consequencias para Villa El Salvador, y es un factor importante a tomar en cuenta al tratar de entender el fenómeno de la violencia política en la zona.

(10) Entrevista con la autora, noviembre de 1993.

LOS COMIENZOS DE LA VIOLENCIA POLITICA EN VILLA EL SALVADOR

Durante buena parte de los años ochenta, se manejaba la tesis de que Sendero Luminoso sólo podría expandirse en zonas donde había poca presencia del Estado y de otros actores organizados tanto de la sociedad política como de la sociedad civil. Lo que no tomaba en cuenta este argumento era la capacidad de Sendero de insertarse en los intersticios de la sociedad y agitar sobre las contradicciones y conflictos existentes para ganar simpatía, apoyo, o simplemente establecer alianzas contra quienes consideraban sus principales enemigos. A su vez, el desmoronamiento del Estado y la fuerte crisis de los partidos políticos que empezó a experimentar la sociedad peruana hacia finales de los años ochenta, y el efecto debilitador que esto tuvo sobre la sociedad civil, contribuyó a reducir la capacidad de resistencia local frente a Sendero Luminoso. La violencia política también jugó un papel importantísimo en ese sentido, ya que el miedo y el terror contribuyeron a dissuadir a los pobladores de participar en la política y/o en las organizaciones sociales. Por ello es importante señalar el rol del Estado: al no poder (o no querer?) asegurar condiciones mínimas de seguridad ciudadana, el Estado tiene una responsabilidad particular en el desarrollo de ese proceso. No compete a este informe desarrollar este tema, pero una pregunta que es importante para la sociedad peruana tratar de resolver es en que medida el Estado no pudo o no quiso controlar la violencia, y hasta qué punto ciertos actores buscaron que la violencia y la sensación de caos llegara a tal nivel que era más factible para ellos implementar proyectos antidemocráticos. Poniendo de lado la cuestión de la responsabilidad histórica por esa situación, que compete a otros niveles de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, nuestra investigación confirma la tesis de que el debilitamiento de la autoridad del Estado y su repliegue en importantes zonas del país, y el debilitamiento de la sociedad política y civil organizada, contribuyeron a abrir espacios políticos y sociales para que Sendero Luminoso lograse infiltrarse y actuar en terrenos que no se imaginaba posible.

(11) Para una elaboración de este argumento, véase Burt (1997 y 1998).

 

Sembrando el Terreno: La Organización Subterránea de Sendero en Villa El Salvador

Sendero Luminoso comenzó su actuación en Villa El Salvador a los inicios de los años ochenta de manera clandestina y subterránea. Durante los años iniciales de la “guerra popular”, la presencia senderista en Lima fue mínima. Se dedicaba principalmente a atentados contra las fuerzas de seguridad del Estado, agencias de gobierno, infraestructura económica y centros de actividad económica; su intención consistía en quebrar las actividades normales del país y realizar actos de presencia. Estos actos de sabotaje tuvieron un significativo valor simbólico y propagandístico, ya que era más probable que los atentados en Lima recibieran la atención de los medios de comunicación nacional e internacional que los que realizaban en el campo. Se registró un número relativamente pequeño de incursiones armadas en Villa El Salvador entre 1981 y 1986, dirigidos a entidades gubernamentales, la única comisaria del distrito, los bancos y las torres de electricidad. También realizaron ocasionales actividades de agitación y propaganda, como la iluminación de inmensas fogatas con el símbolo de la hoz y el martillo en los cerros que rodean al distrito. Pero para la mayoría de los pobladores del distrito, Sendero era un movimiento en el lejano departamento de Ayacucho que a parte de los famosos apagones, rara vez tocaba su vida cotidiana. Sin embargo, como lo señala un sacerdote que vive hace años en el distrito, a pesar de que los apagones creaban molestar en la población por la falta de luz, a su vez se guardaba cierto nivel de simpatía ya que “ había un descontento general con el estado de las cosas. Había una suerte de ambivalencia, una cierta simpatía con Sendero; algo estaban haciendo al sistema, si volaban todo sería bueno”. (12) Esa sensación, según la misma fuente, se iba acrecentando a la medida que el Estado reaccionaba con cada vez más repressión hacia la población: “La policia tenía la tendencia de arrestar a todos sin discriminación.” Cómo señala una dirigenta del distrito: “Villa El Salvador era considerada como ‘zona roja' en esa epoca. Se hacía rastrillajes, nos bajaban de los camiones, llevaban a mucha gente presa por nada, para intimidar. Sólo por ser de Villa se nos consideraban terroristas”. (13)

Varios indicadores sugieren, sin embargo, que en este periodo inicial hubo actividad organizativa clandestina de Sendero en varias barriadas limeñas, incluyendo Villa El Salvador, y en las universidades estatales y sindicatos. En muchos casos, había una relación íntima entre estos sectores: cuadros de Sendero buscaban captar a estudiantes universitarias que vivían en las barriadas para luego tener mayor acceso a esas zonas; lo mismo ocurrió con los sindicalistas, sobre todo en el SUTEP, de los maestros. Por ejemplo, un pequeño núcleo de estudiantes sanmarquinos organizó grupos de estudio en Villa El Salvador (y otras barriadas) para así reclutar nuevos militantes. Maestros como Nelly Evans, quien enseñó en Fe y Alegría a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, fueron ganados a la causa senderista. Desde los colegios, buscaban ganar jóvenes estudiantes a la causa revolucionaria de Sendero Luminoso. (14) Cómo señala un dirigente político de Villa El Salvador:

En el caso de los universitarios es un trabajo bien interesante porque lo hacían en los barrios, en su propio barrio hacían su trabajo de captación, hacían amigos, haciendo deportes, yendo a las polladas, emborrachándose, así hacen política, no eran la clásica era así uno a uno, era el contacto uno a uno, hacían su lista de posibles y cogían ahí y seleccionaban y empezaban así conversando, conversando, este discurso bastante coherente de la revolución mundial donde ellos son la vanguardia, y que la situación, el cambio radical, fácil de legitimar además en un contexto donde hay crisis fuerte, crisis también de los partidos políticos, de la división de la izquierda, hay todo un contexto muy favorable para ellos, ellos crecieron mucho por el lado de los barrios y otro fue los colegios, los docentes con su alumnos, ahí hay una relación de autoridad, cierta generación que trabajan los profesores senderistas…. (15)

De 1987 hacia adelante, había cierta evidencia de la intención senderista de establecer una presencia más orgánica en Villa El Salvador. Mientras que las actividades de sabotaje proseguían, había señales de un activismo político más de base. Por ejemplo, se crearon grupos de estudio y asociaciones culturales que servían como para reclutar militantes. También se establecían academias técnicas, un lugar propicio para reclutar a jóvenes recién egresados del colegio que tenían pocas posibilidades de ingresar a la universidad y buscaban preparase para un mercado laboral poco prometedor.

A partir de 1988, las actividades senderistas de agitación y propaganda se hicieron más visibles. Por ejemplo, pequeños contingentes senderistas participaron en actividades y marchas de protesta organizadas por grupos vinculados a la Izquierda Unida en Villa El Salvador. Tales actividades y movilizaciones fueron dirigidos a cuestionar las medidas económicas del gobierno o violaciones de los derechos humanos por las fuerzas de seguridad; los militantes de Sendero que se presentaron en tales eventos buscaron radicalizarlos, y enarbolaban consignas que promovían la guerra popular como única solución. Como señala un dirigente de IU que trabajaba cerca al municipio (dirigido en aquel entonces por Michel Azcueta):

Me acuerdo que en 1986 organizamos una serie de actos culturales en la Plaza de la Solidaridad para concientizar la población sobre la violación a los derechos humanos de parte de los militares. Una vez armamos una cadena humana por la paz con jóvenes de Villa. Otra vez pusimos carteles con fotos y historias de personas desaparecidas por los militares en Ayacucho y otras zonas rurales. Un par de senderistas estuvieron ahí dando vueltas durante el día, conversando con la gente y hablando a favor de la guerra popular. (16)

Esos años de organización clandestina eran claves para el posterior desarrollo de una estrategía de confrontación directa con la dirigencia de Villa El Salvador. Antes de explayar sobre ese proceso, quisieramos avanzar tres tesis del por qué Sendero pudo avanzar en Villa El Salvador en estos años.

•  La ambiguedad de algunos sectores de la izquierda legal frente a SL permite una crucial espacio para que éste organiza en el distrito; el posterior división de la Izquierda Unida abre más espacios para su avance en el distrito

•  el rápido crecimiento de la población de Villa El Salvador que no encontraba solución de parte del Estado central y local a sus necesidades básicas; permite a Sendero levantar esas revindicaciones y buscar radicalizarlas

•  una mezcla letal de política y el terror: ganar simpatía al levantar revindicaciones sociales; jugar el rol de vigilante justiciero; establecer alianzas con grupos descotentos en contra de sus “enemigos principales”; y utilizar la violencia y el terror para crear vacíos de poder y copar espacios, y neutralizar a quienes se oponían a su proyecto

(12) Entrevista, diciembre de 2002.

(13) Entrevista, diciembre de 2002.

(14) Nelly Evans, una importante dirigente de Sendero Luminoso quien fue capturada y actualmente cumple su sentencia en el penal de mujeres de Chorrillos, fue profesora en el colegio Fe y Alegría en Villa El Salvador durante los fines de los años setenta hasta mediados de los ochenta. Según testimonios de algunos alumnos del colegio, ella organizaba círculos de reflexión sobre las obras de José María Arguedas que sería una manera de reclutar a jóvenes estudiantes a la causa senderista.

(15) Entrevista, diciembre de 2002.

(16) Entrevista, agosto de 1993.

Ambuiguedades

La izquierda legal, que se aglutinó principalmente en el frente electoral Izquierda Unida, tuvo una práctica muy distinta a la de Sendero Luminoso. Desde finales de la dictadura militar, la mayoría de los partidos de izquierda decidieron participar en las elecciones y aceptar las reglas de juego de la democracia política, aún cuando para muchos de sus militantes la democracia política no era suficiente. En en marco de la democracia, la izquierda participó en varias elecciones y logró ganar importantes espacios a nivel nacional (en el parlamento, por ejemplo), y en los gobiernos locales y regionales (sobre todo en las zonas pobres de Lima Metropolitana y también en algunas regiones del país). Sin embargo, la izquierda mostró cierta ambivalencia frente a Sendero Luminoso, lo cual tuvo un impacto importante en los terrenos locales.

En parte la ambivalencia de ciertos sectores de la izquierda se debe a un legado ideológico compartido, que entendía a la lucha armada como un recurso legítimo y necesario para el cambio social. Esta ambigüedad se reflejaba en las opiniones contradictorias dentro de IU con respecto a Sendero y su lucha. Mientras que los sectores moderados tomaron distancia de Sendero a comienzos de los años ochenta, grupos más radicales mantuvieron una actitud más ambigua. Si bien estos últimos criticaban a los métodos terroristas de Sendero, a la vez hablaban de la “extracción popular” de los militantes de Sendero, de su “compromiso moral” con la realización de la marcha hacia el socialismo, y la confluencia de posiciones entre la izquierda legal y Sendero en contra de un enemigo común: el Estado capitalista. (17)En 1987, Jorge del Prado, secretario general del Partido Comunista del Perú-Unidad (de orientación moscovita), sostuvo que Sendero era “fuerzas revolucionarias a las que no debemos marginar por siempre, ni excomulgarlas”. (18) Según un dirigente nacional de IU : “Los grupos más radicales dentro de la Izquierda Unida no vieron a Sendero como un enemigo que tenía que ser derrotado.” (19) Dentro del sector que sí defenía a Sendero como un enemigo, hubo gran cantidad de debates sobre cómo derrotarlo: “La idea de apoyar o colaborar con las Fuerzas Armadas era un trago difícil de pasar”, según este mismo dirigente. “Para algunos, significaba la traición”. (20)

Un sector importante de la izquierda peruana llegó a valorar las libertades políticas y cíviles garantizada (al menos teoricamente) por un sistema democrático, e intentó defender a la democracia peruana al mismo tiempo que desafiaba tanto la violencia senderista como la violencia ejercida por el Estado. Sin embargo, para otros, las masivas violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado a lo largo de la década de los ochenta reforzó el imagen de éste como una entidad esencialmente represiva y antipopular. Esto hacía difícil que los activistas de base de la IU cuestionaran la caracterización senderista del Estado como represivo y antipopular.

Mientras se agudizaba la violencia y la polarización, las discrepancias dentro de la izquierda se iban agudizando. En gran parte la ruptura de IU en 1989 se dió por estas discrepancias. La Izquierda Socialista, que agrupó los sectores más moderados que habían salido de IU, deslindó claramente con Sendero Luminoso, y algunos de sus miembros avanzaron la tesis de que Sendero Luminoso se había convertido en el principal enemigo de la izquierda (y de toda la sociedad peruana) y por lo tanto la izquierda habría de colaborar con el Estado para derrotarlo. Dentro de los partidos que se quedaron aún en la IU, hubieron posiciones encontradas. Algunos querían trazar una linea fina, denunciando tanto la violencia ejercida por el Estado como por Sendero. Otros, sobre todo dentro del PUM, avanzaban la tesis de que se iba configurando una situación revolucionaria y que habrían que tomar armas. A nivel local, la división de la IU tendría consecuencias nefastas, contribuyendo a permitir el avance de Sendero en Villa El Salvador.

(17) Véase el artículo por Pásara (1990) que analiza las actitudes de la izquierda frente a Sendero Luminoso.

(18) Citado por Pásara (1990), p. 61.

(19) Entrevista, agosto de 1993.

(20) Entrevista con Santiago Pedraglio, octubre 1994. Véase también el intercambio entre Carlos Tapia, de Izquierda Socialista, y Santiago Pedraglio, de IU, en QueHacer 70 (marzo/abril de 1991). Tapia proponía que la izquierda debía colaborar con el Estado para derrotar a Sendero, que según él se había convertido en el enemigo principal de toda la sociedad peruana.

El Estado Ausente

En el transcurso de los años ochenta, la población de las barriadas creció dramáticamente, de 1.5 milliones a aproximadamente 3.5 milliones a comienzos de los años noventa. Si bien la continua migración de las zonas rurales a Lima fue un factor que alimentó este rápido crecimiento, otro elemento importante fue el desarrollo de nuevas unidades familiares dentro de las barriadas limeñas ya existentes. Estas familias de segunda o tercera generación, quienes buscaban conformar sus propios hogares, organizaban pequeñas invasiones en las periferias de las barriadas existentes. (21)En el caso de Villa El Salvador, podemos apreciar este fenómeno al mirar el rápido crecimiento de la población entre 1984 y 1993, de 168.000 a 260.000 inhabitantes, lo cual representa una tasa de crecimiento annual de 5%. Según el censo realizado en 1984 por la CUAVES, las nuevas invasiones conformaban el 27% de la población total del distrito; los invasores eran parejas jóvenes con familias más pequeñas y menores ingresos, y vivían en precarias viviendas de esteras. (22) Si bien no se cuenta con cifras más recientes que analiza estas diferencias, cualquier observador pueda detectar de que desde mediados de los años ochenta, las nuevas invasiones han seguido creciendo. (23) La mayoría de estas familias carece de títulos de propiedad, aunque el gobierno municipal por lo general adoptó una actitud permisiva con los invasores. Estas nuevas invasiones carecían de la infraestructura básica (cañerías de agua, alcantarillado, electricidad) que las zonas más establecidas del distrito habían obtenido en los años setenta y comienzos de los ochenta por el gobierno. Constreñido cada vez más por la crisis fiscal, el Estado no estaba en condiciones de proporcionar esta infraestructura a los inhabitantes de las nuevas invasiones.

Esta diversificación interna de Villa El Salvador creó un nuevo escenario urbano: mientras ciertas partes del distrito habían progresado en términos de la satisfacción de sus necesidades más elementales, incluyendo la infraestructura básica y (mayormente) la vivienda, otra parte significativa y creciente del distrito contaba con menos recursos y tenía poco acceso a la ayuda externa con la cual mejorar sus condiciones de vida.

Sendero concentró sus esfuerzos organizativos sobre todo en estas zonas de Villa El Salvador. Sobre todo luego de 1989 las autoridades comenzaron a notar la presencia de cuadros senderistas en los asentamientos recién formados en zonas como Pachacamac y el sexto sector, que habían crecido dramáticamente a partir de 1987. Para los cuadros de Sendero fue relativamente fácil unirse a una nueva invasión de terrenos y pasar así a formar parte de la comunidad local desapercibidos. Seguiendo una tradición ya establecido en los asentamientos recientes, se conformaban directivas vecinales para mejorar las condiciones de vida en la comunidad y exigir al gobierno que les brinde infraestructura básica. Militantes de Sendero en estas zonas participaron en estas directivas vecinales para luego ser elegidos delegados de su grupo ante la Asamblea General de la CUAVES. En el caso de Pachacamac, como veremos más adelante, Sendero también apoyó las demandas de los invasores de los conjuntos habitacionales de obtener los títulos de las casa invadidas. De esta manera, Sendero utilizó una estrategía de apoyar a las reivindicaciones populares para establecer bases de apoyo, paralelamente para paulatimente infiltrar a la CUAVES. Retornaremos a este tema más adelante. Ahora es importante señalar que Sendero no buscó resolver los problemas de estas poblaciones sino buscó radicalizar sus luchas para deslegitimar al Estado, “desenmascarar” la “inviabilidad” de la izquierda legal para resolver sus problemas, y “revelar” que la violencia revolucionaria era la única salida para los pobres del Perú. Sin embargo, de una manera poca apreciada excepto por un grupo pequeño de autoridades y activistas locales, a comienzos de los años noventa, cuadros senderistas trabajaban lado a lado con los activistas vecinales a nivel local, formando comités de agua y luz, y buscando ganar cargos de influencia dentro de las directivas comunales para así infiltrar a la CUAVES.

Ciertos activistas y autoridades del distrito tenían conocimiento de la creciente presencia senderista en Villa El Salvador, pero fue tolerada en parte por miedo (se sabía que Sendero mataba quienes consideraban “soplones” o colaboradores con el Estado), pero también en parte por qué la ambigüedad de ciertos sectores de la izquierda frente a Sendero permitía a estos últimos a moverse dentro del distrito. Muchos militantes de la izquierda legal contaron que aunque consideraban de que los metodos utilizados por Sendero estaban equivocados, también consideraban de que luchaban contra el mismo enemigo: un Estado corrupto y cada vez más deslegitimado. Esto, en conjunción con una vieja desconfianza en la policía y los militares, inhibió a quienes tenían cierto conocimiento de la presencia senderista a denunciarlo publicamente. Sin embargo, hubieron muchos dirigentes que buscaban debatir a los militantes de Sendero y cuestionaron sus métodos y sus ideas. De hecho, muchos pensaron que la lucha con Sendero tenía que llevarse a cabo a nivel político y que les ganaría en ese terreno, pero como dijo un dirigente del PMR: “ Lo que no nos dabamos cuenta en esa epoca era de que Sendero estaba más que dispuesta a usar la violencia en contra de nosotros, y tu no te puedas pelear políticamente contra quienes te están apuntado una arma ”. (24) A medida que la intención senderista de destruir el proyecto autogestionario de Villa El Salvador—y por supuesto a quienes se adhieron a ese proyecto—se hizo más evidente, algunos dirigentes locales no sólo comenzaron a desafiar a Sendero de manera más abierta en el distrito—como fue el caso con María Elena Moyano, quien fue brutalmente asesinado por Sendero por su desafío—sino también buscaron el apoyo del Estado (con la policia, mas no con las fuerzas armadas, a quienes no tenían confianza a pesar de una creciente presión de parte de los militares para que colaboren con la estrategia contra-subversiva) en la lucha contra Sendero. Sin embargo, esta permisividad inicial le dio a Sendero un espacio crucial para organizarse, reunir información y establecer una red de simpatizantes y militantes que fue crucial para el inicio de su campaña posterior de enfrentamiente abierto, a comienzos de los años noventa. En este contexto, es importante señalar que el Estado—que históricamente no llegó a establecer nexos duraderas con los habitantes de estos sectores—jugó un papel nefasto al no responder a las necesidades básicas de la población, por un lado, y por no proveer un marco legal que aseguraba la seguridad ciudadana y el estado de derecho.

(21) Para una análisis de este fenómeno, véase a Driant (1991).

(22) Véase CUAVES/CIDIAG (1984).

(23) El censo efectuado en 1993 no distinguió las nuevas invasiones dentro de los distritos limeños. Sin embargo, los datos sobre la infraestructura básica de este censo son un indicio de estas zonas nuevas y menos desarrolladas Según estos datos, en Villa El Salvador, 35% de la población carece de acceso a un sistema de agua potable y el 24% carece de electricidad.

(24) Entrevista, diciembre de 2002.

La Mezcla Letal de Política y Terror

Durante los inicios de los años noventa, no sólo la presencia de Sendero Luminoso en Villa El Salvador era evidente. La organización maoista había logrado ejercer un nivel importante de influencia e incluso control sobre organizaciones claves del distrito, tales como la CUAVES, la FEPOMUVES, y la APEMIVES. El objetivo de Sendero en Villa fue demostrar la ineficiencia de las estrategias pacíficas de cambio social: un objetivo orientado tanto para desprestigiar a los partidos de izquierda que consideraba sus principales rivales y enemigos, como para radicalizar las luchas populares en torno a su lógica de enfrentamiento con el Estado.

La violencia terrorista fue un elemento central de su actuación en el distrito, como se evidencia con el asesinato de dirigentes, autoridades y otros, y el uso de amenazas e intimidación contra quienes se opusieron a su “guerra popular”. Esto representa una de las estrategías centrales de Sendero Luminoso tanto en el campo como en la ciudad: generar y aprovechar los vacíos de poder para asentar su presencia y ganar influencia sobre los pobladores y el espacio geográfico. En el caso particular de Villa El Salvador, con los asesinatos Sendero buscaba intimidar a dirigentes y así generar un vacío de poder en el distrito y, a su vez, de enviar un mensaje a la colectividad: quienes se oponen a nuestro proyecto serían victimados . Esta estrategía tenía un doble fin, como se viene sugeriendo: copar espacios en este distrito popular, por un lado, y “desenmascarar” el proyecto de la izquierda legal en Villa y en todo el país.

A su vez, Sendero desarrolló estrategias que podrían ser considerados más bien “políticos” en naturaleza. En algunos casos, buscaron establecer alianzas tácticas con diversos grupos a los márgenes del poder en el distrito, bajo la idea de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, para así avanzar sus intereses. En ese sentido, como veremos más adelante, algunos dirigentes en el distrito se prestaron al juego senderista para ganar espacios y lograr sus objetivos particulares. En otros, habría habido una complicidad con Sendero más clara.

Otra táctica desarrollada por Sendero en Villa y en otros distritos populares de Lima fue la de levantar revindicaciones populares concretos para así ganar la simpatía pasiva de la población local. Concretamente, buscaba ganar simpatía entre la población encabezando reivindicaciones particulares, explotando el vacío institucional que existía en las barriadas de Lima, sobre todo en los sectores más nuevas y pobres, por la creciente ausencia del Estado central y la incapacidad del gobierno local de asumir los espacios dejados. Enarbolando un discurso y práctica “moralista,” Sendero “castigó” a quienes retaban a la seguridad colectiva o a las normas de comportamiento de la población. Por un lado, Sendero aprovechó la incapacidad del Estado (tanto a nivel nacional como local) para brindar seguridad básica a sus ciudadanos; “castigó” y en algunos casos asesinó a delincuentes y a otros “malhacientes” que amenazaban la seguridad colectiva. A su vez, apelando a una moralidad casi fundamentalista, amenazaron y en algunos casos “castigaron” a personas que violaban las normas de la sociedad, tales como adúlteros, drogadictos, etc. Sendero actuó con una “mano dura” para imponer orden y una suerte de justicia vigilante en estas zonas en donde el Estado o siempre estuvo ausente o se había replegado y no cumplía sus funciones básicas de proveedor de niveles básicas de orden y seguridad. En otras palabras, aprovechando del existente—y creciente—brecha entre Estado y sociedad, Sendero buscó crear un imagen de si mismo como un impartidor de justicia duro pero justo, en un país en el cual la justicia no funciona muy bien, y menos para los sectores más pobres. A su vez, Sendero amenazó y “castigó” a autoridades locales, vendedores y dirigentes populares que acusaban de corruptos. Esta estrategía generó para Sendero cierto nivel de simpatía popular debido a las ausencias del Estado y por que existía un problema real de falta de transparencia en el manejo y administración de varias entidades públicas y privadas. La percepción de que “todos son corruptos” fue aprovechada y alimentada por Sendero para colocarse a ellos como una fuerza que pudiera arreglar esa situación con una suerte de justicia vigilante. Pero también les servía como una manera de difamar y luego eliminar a sus oponentes acusándoles de corruptos. Esa práctica era desarrollada por Sendero tanto en las zonas rurales como urbanas. Por ejemplo, varios autores han señalado como Sendero buscó agudizar los conflictos que giraban en torno a la propiedad de la tierra luego de la reforma agraria, manipulando el resentimiento popular contra los comerciantes, cooperativas estatales y autoridades locales (Berg 1992; Isbell 1992; Manrique 1989). Sin embargo, como veremos, esta estrategía, si bien es cierto funcionó en cierto sentido en ganar un apoyo pasivo para Sendero en determinadas zonas de Villa El Salvador, no les ayudó construir una base social sólido de tal manera que cuando se captura a Abimael Guzmán y la mayoría de sus cuadros se retiren de la zona, la población que antes les simpatizaba hizo un giro relativamente rápido en apoyo al “más fuerte”—el Estado y las fuerzas armadas.

VI. DESTRUYENDO EL MITO: LA POLÍTICA DEL ENFRENTAMIENTO

A partir de 1991, Sendero inició una política de confrontación más directa en Villa El Salvador, como parte de su plan de intensificar las acciones de guerra en la capital. En mayo de 1991, Abimael Guzmán anunció de que la organización había alcanzado el “equilibrio estratégico”, lo cual fue seguido por el lanzamiento de campañas más agresivas en todos los frentes. Las barriadas de Lima eran clave para su estrategía; ahí se libraría la “batalla decisiva” de la guerra popular. (25) Ganar influencia en Villa El Salvador—la “vitrina” de la izquierda legal—no sólo promovería el objetivo estratégico de fortalecer su presencia en los distritos barriales limeños, sino que también tendría un importante impacto político al demostrar que podría competir el en terreno con la izquierda legal.

Las actividades subterráneas de organización reclutamiento de Sendero desarrolladas a mediados de los años ochenta sentaron las bases para una política de confrontación más directa. Tales actividades permitieron a Sendero desarrollar un exhaustivo diagnóstico de la situación política y social del distrito. En el marco del anuncio de la llegada al “equilibrio estratégico,” la estratégia de Sendero en Villa El Salvador cambió de una de perfíl bajo a una que buscaba disputar a la hegemonia de la izquierda en el distrito y así “desenmascarar” la supuesta inutilidad de su opción pacífica de cambio social. Así comenzó una confrontación frontal con la izquierda legal en el distrito. Buscó desprestigiar al liderazgo político y social del distrito, y amenazó y en algunos casos asesinó a quiénes se opusieron a su ‘guerra popular', todo parte de su estrategia de crear vacíos de poder para así copar espacios y asentar su presencia en el distrito. También correspondía a su interés en demostrar la inutilidad del modelo “revisionista” de la izquierda legal. La máxima maoista de “contradicción principal” guiaba la estratégia senderista en Villa El Salvador; en otras palabras, Sendero buscaba identificar las principales pugnas o conflictos en una zona dada y una vez identificadas, intentaba exacerbarlas para “profundizar las contradicciones” para crear vacíos de poder y luego coparlos. En este sentido, en Villa El Salvador como en otros lugares, Sendero identificó las demandas y luchas populares que el Estado no estaba atendiendo y intentó radicalizarlas; así podrían desprestigiar a las autoridades locales (y nacionales) y, a su vez, ganar la simpatía de los sectores cuyas demandas levantaban. Tal fue el caso con la adquisición de títulos de propiedad en el caso de Pachacamas, por ejemplo. A su vez, usaba los conflictos existentes dentro y entre las organizaciones locales como una forma de desacreditar el liderazgo de izquierda, para así crear vacíos de poder y copar espacios sociales y políticos en el distrito.

En la lógica de la “contradicción principal”, Sendero emprendió un enfrentamiento directo con el liderazgo de Izquierda Unida en Villa El Salvador. Después de casi una década en el poder en en distrito—no sólo en el municipio sino también en las organizaciones sociales más importantes del distrito, como la FEPOMUVES y la APEMIVES—la izquierda dominaba las estructuras locales de poder. En ese contexto surgieron una serie de conflictos locales con esa estructura de poder—algunos recientes, otros más viejos—que Sendero identificó como el eje sobre el cual agitar los grupos descontentos para así desacreditar al liderazgo de IU, abrir espacio social para sus propias actividades organizativas y propagandisticas, y demostrar la supuesta inviabilidad del modelo autogestionario y de cambio social por vía pacífica. Como veremos, Sendero intentó radicalizar las luchas y demandas locales para exacerbar el conflicto local, desprestigiar a la IU y su programa de cambio social pacífica, y crear simpatía entre quienes no estaban conformes con, o habían sido marginados de, la estructura de poder local encabezado por IU. En suma, Sendero buscó demostrar que el camino trazado por la izquierda legal no llegaba a ninguna parte y que el único sendero era la guerra popular. A su vez, al radicalizar y exacerbar el conflicto social en el distrito, Sendero también buscó provocar la represión militar—una estrategía que había seguido en el campo y en otras zonas de la capital como Raucana—creyendo que una intensificación de la polarización obligaría a la población a tomar posiciones y que entre ellos y las fuerzas de seguridad la población se uniría a la guerra popular. Sin embargo, veremos que en Villa, como en otros lugares, aunque ciertos sectores vieron la causa senderista con cierto grado de simpatía y habían niveles de colaboración e incluso había logrado reclutar un número pequeño de militantes, el grueso de la población miraba a Sendero a la distancia y con cierto temor—aún los sectores que sentía cierta simpatía por ellos. Esto se debe en parte a que la violencia desplegada por Sendero, que infundió miedo en la población, pero también a su extremo vanguardismo, lo cual prohibió a Sendero hacer el trabajo de base necesario para construir y mantener un nivel significativo de apoyo popular. Al contrario, Sendero buscó imponer sus propios métodos y liderazgo sin tener una relación dialéctica con la población local más allá de lo que ellos concebían necesarias para avanzar la guerra popular. El autoritarismo extremo del comportamiento senderista al fin y a cabo minó su posibilidad de construir el apoyo popular sin el cual una revolución no pueda triunfarse.

(25) El Diario, enero de 1992.

La estructura de poder local: IU en la mira

Para Sendero, la izquierda legal fue un problema no sólo porque la consideraba ‘revisionista' sino además porque sus propuestas de cambio social dentro del marco de la democracia peruana representaba una alternativa a su guerra popular; por ello Guzmán notó de que el enemigo principal de su revolución era la izquierda. (26) Desprestigiar a la izquierda en Villa El Salvador no sólo les daría la posibilidad de copar espacios en ese distrito. Ganar presencia en Villa Salvador sería una batalla importante en su avance en el capital por rol simbólico que éste representaba a nivel del país y el mundo.

IU fue el actor dominante en la política de Villa El Salvador desde que la alianza se formó en 1983. Michel Azcueta lideró la campaña para establecer a Villa como una municipalidad independiente en 1983 y fue elegido alcalde en la lista de IU por dos periodos sucesios, entre 1983 y 1989. Su administración logró varios logros importantes. Partiendo de cero, construyó la administración municipal—inicialmente con apoyo voluntario. A pesar de su rol como representante del Estado, buscó promover el modelo izquierdista de participación popular, promoviendo la formación de organizaciones sociales nuevas como la APEMIVES y FUCOMIVES (una asociación de vendedores ambulantes) y devolviendo el control de programas munipales a las organizaciones populares, como fue el caso de la FEPOMUVES, que asumió el control administrativo del vaso de leche. Azcueta también conseguió finaciamiento de la cooperación internacional para diversos proyectos locales de desarrollo en el distrito. En conjunción con algunas ONGs que desarrollaban proyectos en el distrito—varias de las cuales promovieron pequeños talleres productivas, y brindaban asistencia a organizaciones populares como los comedores populares y los comités del vaso de leche—el gobierno municipal diseñó un Plan Integral de Desarrollo que formuló una serie de propuestas para el distrito, en ámbitos distintos como el de la vivienda, la industria y la educación. (27) El alcalde también obtuvo asistencia estatal e internacional para desarrollar el Parque Industrial, que para 1990 albergó los talleres productivos de unos 200 pequeños empresarios del distrito. Varios observadores locales e internacionales consideraban a Villa El Salvador como un modelo de participación popular. Para la IU Villa demostraba tanto la capacidad de la izquierda de gobernar eficazmente y de ofrecer soluciones concretas a los problemas estructurales de pobreza y desempleo, como su compromiso con los ideales de participación popular. Villa El Salvador fue un experimento importante para IU, que buscaba ganar apoyo popular para las elecciones presidenciales de 1990.

La hegemonia de IU no terminó con el segundo periodo de Azcueta. De hecho IU ganó fácilmente las elecciones municipales en el distrito, y Johny Rodríguez fue elegido alcalde ya María Elena Moyano, ex-presidenta de la Federación de Mujeres, fue elegida teniente alcalde en 1989. Pero para esa epoca, la IU se había dividido, creando otro nivel de tensiones y conflictos en el distrito. A su vez, la situación a nivel nacional había deteriorado seriamente. Aunque los gobiernos municipales siempre han operado bajo serias limitaciones debido a la aguda centralización de la política peruana, la crisis económica y la crisis fiscal del Estado hacia finales de los años ochenta hacía más grave todavía la situación. La hiperinflación de 1988-90 diezmó los presupuestos estatales y municipales. A su vez, Villa El Salvador seguía creciendo, pero la organización social ya no era suficiente para resolver los problemas de los inhabitantes de las nuevas invasiones en la periferia del distrito, y el gobierno municipal carecía de recursos para responder a las demandas de infraestructura básica en esas zonas. Al mismo tiempo, la presencia senderista se fue intensificando en el distrito.

(26) A pesar de las divisiones de la izquierda y el hecho de que ciertos sectores no deslindaron claramente con salidas violentistas. La referencia es de Guzmán (1988).

(27) Véase el Plan integral de desarrollo de Villa El Salvador, Lima: DESCO/Municipalidad de Villa El Salvador, 1986.

La división de la izquierda

Tanto Michel Azcueta como Johny Rodríguez y María Elena Moyano militaban en el Partido Unido Mariateguista (PUM), el más grande y quizás el mejor organizado partido de IU hasta su división en 1988. Su ruptura se debió, entre otras cosas, a las crecientes discrepancias sobre la lucha armada y el papel que la izquierda debería jugar en la democracia peruana. El ala radical del PUM, conocido como los “libios”, sostenía que la lucha armada seguía siendo válida y necesaria, pero justificaba su participación en la democracia electoral como un movimiento táctico, como un espacio más en donde se libraría su lucha política por el cambio social; y en algún momento algunos sectores proponía que el PUM fuera a la lucha armada. (28) El ala moderada del PUM, conocida como los “zorros”, reiteró su compromiso con el fortalecimiento con la democracia y, a diferencia de el ala radical, condenó a Sendero Luminoso, a pesar de que el tema de si debían colaborar o no con el Estado en la lucha contra Sendero seguía siendo controvertido. Al dividirse el PUM, un grupo de “zorros”, entre ellos Azcueta y Rodríguez, formaron el Partido Mariateguista Revolucionario (PMR). Moyano eventualmente dejaría el PUM también, y su uniría con el Movimiento de Afirmación Socialista (MAS), un pequeño partido de la izquierda cristiana, y sería invitada a formar parte de la dirección del partido. Ambos grupos permanecieron dentro de IU, pero las tensiones con los sectores más radicales persistieron. Al aproximarse las elecciones presidenciales de 1990 estas tensiones, conjuntamente con los conflictos dentro de IU sobre el liderazgo y otros temas, llevó a la ruptura de la coalición. Un sector importante salió de IU y formó la Izquierda Socialista, y Alfonso Barrantes, ex-alcalde de Lima, fue escogido como su candidato a la presidencia, mientras el sociólogo Henry Pease fue designado el candidato presidencial de IU. La división llevó la izquierda a una debacle electoral; los dos partidos juntos no llegaron a mas de 11% en las elecciones presidenciales de 1990.

A pesar de que los partidos de IU intentaron mantener la unidad de lo que quedaba del frente, las diferencias entre los partidos que se mantenían en la coalición eran fuerte. De hecho, las divisiones definieron la actuación de los partidos a nivel de base. En distritos populares como Villa El Salvador, cada partido político bascó definir su propio perfíl político y base de respaldo popular. Esto produjo una fragmentación política en los distritos populares como Villa—precisamente cuando Sendero Luminoso buscaba intensificar su lucha en los llamados “cinturones de hierro” de Lima.

Los conflictos dentro de IU llevaron a la superficie las tensiones subyacentes ue existían en ella a nivel de base mucho antes de la ruptura formal de la coalición en 1989. Durantes los años ochenta, Michel Azcueta y el PUM logró movilizar importantes niveles de respaldo en Villa El Salvador, pero existía tensión con otros grupos dentro de la IU que sentían su poder y su apoyo popular cuestionado y/o amenazado por el PUM. Tal fue el caso sobre todo con UNIR, que tuvo bastante influencia en el distrito en los incios de los años ochenta (y que había apoyado la creación de la Federación de Mujeres), y disputó al PUM su liderazgo tanto de IU como de las diferentes organizaciones sociales del distrito. Las rivalidades dentro de IU fueron tan importante como las entre la IU y grupos al márgen del frente (como las Cuavistas, por ejemplo). Eso reflejaba una debilidad de la coalición: ser una alianza electoral que permitía a cada organización conservar su propia estructura y objetivos partidarios. Estas luchas por la ‘hegemonía' dentro de los contextos locales fueron a menudo intensas. Como dijera un activista del PUM en 1994 durante un taller para discutir el impacto de la violencia política en el distrito: “ Esa lucha por la hegemonía dominaba las actividades de la izquierda en Villa. Los diferentes partidos trataban de controlar a las organizaciones sociales, fomentando así el divisionismo”. (29) Esta pugna faccional se intensifió después de la ruptura del PUM en 1988, lo cual dificultó la acción concertada de la izquierda en Villa El Salvador. Mientras una parte significativa de los cuadros del PUM en Villa El Salvador se fueron a fomar parte del PMR, liderado por los “zorros” del PUM, incluyendo a Michel Azcueta, otros se quedaron en el PUM de tal manera que se dividía la izquierda en el distrito y quienes antes se llamaban compañeros ahora se consideraban rivales. (Un número pequeño de ex-militantes del PUM se unirían con el MAS, incluyendo María Elena Moyano.)

La división entre los pequeños grupos de izquierda radical dentro de la CUAVES, que se mantenían al márgen de la IU durante toda la década de los ochenta, fue también una fuente significativa de conflictos dentro del distrito, como veremos más adelante.

(28) Uno de mis entrevistados en Villa El Salvador me contó como el y su esposa se fueron a la selva pero al percibir una discrepancia en la dirección nacional del PUM entre el apoyo retórico y el apoyo actual a la lucha armada, dejaron ese proyecto y regresaron a Villa.

(29) Participé como observadora en tal reunión, que tuvo lugar en la Fundación María Elena Moyano en febrero de 1994.

La escalada de violencia en Villa El Salvador

A partir de 1991, la presencia de Sendero Luminoso en Villa El Salvador se había vuelto decididamente más agresiva y de perfíl alto. Mientras a lo largo de los años 1989 y 1990 el grupo incrementaba su accionar en el distrito, esos eran principalmente actos de sabotaje y de propaganda, como era el quema de buses, atentados contra infraestructura como las instalaciones de luz y agua y contra la comisaria y el local del partido de gobierno, Cambio 90. También se registra asaltos a hospitales en el distrito presumiblemente para llevar medicinas y otros bienes para atender a sus heridos. Otras acciones se puedan definir como actos de agitación y propaganda, como la distribución de volantes en mercados y colegios y la intercepción de camiones y la repartición de los comestibles que llevaban. (30)

Pero a mediados de 1991, se puede detectar una escalada de los actos de violencia en el marco de la estrategía de crear vacíos de poder: sendero parece haber decidido iniciar una campaña para intimidar y eliminar las autoridades locales en el distrito. El primer acto en ese sentido se registra el 23 de junio de 1991, cuando Sendero asesinó a Alejandro Magno Gómez, prefecto del distrito y miembro de Cambio 90, el partido de gobierno. (31)

Johny Rodríguez, alcalde en ese momento, y el ex-alcalde Michel Azcueta comenzaron a recibir amenazas de muerte de Sendero, y ambos sobrevivieron a varios intentos de asesinato entre 1991 y 1993. El Diario , el vocero senderista, acusó a Azcueta y a María Elena Moyano (y otros alcaldes y tenientes alcaldes de los distritos populares de Lima) repetidas veces de corrupción y de ser “oportunistas” y “revisionistas” que “trabaja[n] en contra de la revolución maoista”:

¿En dónde quedaron los ‘proyectos', ‘programas' de los revisionistas y reaccionarios? Sólo fueron un burdo tráfico para los pobres y el enriquecimiento ilícito de unos cuantos a costa de la pobreza de miles. Es el caso de los traficantes miserables Azcueta, Paredes, Moyano, Zazzali, Cáceres, Quintanilla, entre otros que trabajan contra la revolución maoista, en nuestro país. (32)

El proyecto izquierdista de Villa El Salvador fue atacado por Sendero como “una farsa” diseñada para “castrar la combatividad y el potencial revolucionario de las masas”. (33)

En septiembre de 1991, una bomba explotó y destrozó uno de los centros de acopio de la FEPOMUVES, donde la organización almacenó a los alimentos que distribuían a los comedores populares. Moyano acusó a Sendero del atentado, y se convertió en una crítica abierta e implacable de la organizción maoista. En volantes que distribuyeron en Villa El Salvador, Sendero negó responsabilidad por el atentado contra el centro de acopio y acusó a María Elena Moyano de haber orquestado el atentado para encubrir el mal uso de los recursos de la organización. Moyano respondió inmediatamente, negando participación alguna en el atentado y reiterando la acusación de el responsible del atentado era Sendero Luminoso.

Al preguntar a las dirigentas de la FEPOMUVES qué había pasado y si creían que efectivamente Sendero era el responsible del atentado contra el centro de acopio, queda evidente de que no hay certeza de la autoría del atentado. Normalmente Sendero no busca rehuir responsabilidad de sus actos y atentados (por ejemplo, publicaron artículos reconiciendo su autoría del asesinato de María Elena Moyano buscando justificarlo). Sin embargo, algunos observadores surgerion de que un grupo vinculado al Sendero del sexto sector llevaron acabo el atentado sin autorización de sus superiores en la organización. Según una dirigente:

Para mi personalmente que haya sido Sendero me queda la duda porque Sendero no lo hubiera hecho, no tenía necesidad de hacerlo, pero si han sido [ellos], han sido los empíricos . Si ha sido Sendero han sido los empíricos, los locales que han querido fregar a alguien de la FEPOMUVES como es a [***] que le tenían bronca…. (34)

Otra posibilidad es que los miembros locales de Sendero habrían exigido una colaboración de las dirigentas de tal centro de acopio y al rehusar, colocaron una bomba como represalia y como amenaza para obligarles a colaborar en el futuro. Pero otros entrevistados sugerieron de que Sendero no fue responsible del atentado y que, efectivamente, en ese centro había malos manejos de los recursos de parte de las dirigentas. El hecho de que algunos señalan la corrupción de dirigentas de ese centro sugiere que—aunque otros motivos pueden haber estado presente para el atentado, Sendero se mostró muy habíl, por un lado, en ubicar conflictos y problemas a nivel local y explotarlos, y por otro, de generar una suerte de suspicacia hacia los dirigentes por una supuesta corrupción—nunca confirmada ni probada—pero aceptado como hecho en un buen sector de la población. Se podría tratar, al fin y a cabo, de parte de la campaña de Sendero por desprestigiar a la FEPOMUVES y, mas concretamente, a María Elena Moyano para que, luego de haberla asesinado, poder “justificar” su muerte al señalar su supuesta corrupción. Habiendo realizado un diagnóstico exhaustivo del distrito, habrían dado cuenta de que María Elena Moyano era, efectivamente, una persona conflictiva en Villa El Salvador, admirada por unos pero repudiada por otros tanto por razones políticos como personales. Retornaremos a esta tema más adelante.

Era evidente que Sendero, dentro del contexto de la llamada “equilibrio estratégico”, había decidido escalar el nivel de violencia en Villa El Salvador. aumentaron sus ataques a dirigentes como Azcueta, Rodríguez y Moyano, las autoridades locales comenzaron a denunciar activamente a Sendero. Un núcleo de 15 o 20 dirigentes importantes del PMR y MAS (los dos partidos que gobernanban el municipio) comenzaron a reunirse y hablar sobre qué debían hacer frente la creciente presencia senderista, y las intenciones de Sendero de expandir su influencia en el distrito. A lo largo de 1991 estos dirigentes se iban dando cuenta de que Sendero no sólo buscaba infiltrar el distrito y así crear una presencia, sino que tenía claras intenciones políticas de descabezar la organizaciones sociales mas importantes y destruir el proyecto de Villa El Salvador. Según un dirigente de base del PMR:

Antes no teníamos claro lo que Sendero quería en Villa. Pensamos que pudimos de alguna manera coexistir. Pero pronto nos dimos cuenta que Sendero no quería coexistir con nosotros, quería desaparecernos, desaparecer a Villa (35).

Varios entrevistados señalaron algo similar al sugerir que María Elena Moyano, quien comenzó a denunciar a Sendero directa y muy públicamente, lo hizo pensando que no eran capaces de matarla, ya que era una mujer de origen popular. Ella misma admitió en una entrevista en 1991 que no había criticado a Sendero públicamente hasta que éste comenzó a atacar a grupos de base como la Federación de Mujeres.

Hasta hace un tiempo yo pensaba que Sendero era un grupo equivocado y que, de alguna manera, intentaba luchar por alguna justicia. Pero cuando mataron al dirigente obrero [Enrique] Castillo [en octubre de 1989], tuvieron todo mi repudio, sin embargo yo no me atrevía a condenar esta actitud terrorista de Sendero. Ahora han tocado las organizaciones de base, donde están los más pobres. … Pretenden socavar este tipo de organizaciones. … [Y]o ya no considero a Sendero un grupo revolucionario, es solamente un grupo terrorista. (36)

Moyano criticó duramente a los dirigentes de IU por permitir que la alianza se rompiera. Esta ruptura, dijo, hizo que los activistas de base de la izquierda se desilusionaran con IU, y que su división les dejaba pocas alternativas. En consecuencia, afirmó,

Algunas personas de los barrios populares miran a Sendero de lejos, los ve como algo mítico, además ellos dicen que luchan por la justicia; entonces no lo ven bien de cerca. Pienso que es una responsabilidad grave de la izquierda. Nos conocemos todos, la gente de Sendero ha salido de los que se fueron [de la izquierda legal]. Tampoco sectores de la izquierda más radical quisieron deslindar con Sendero en su oportunidad. Y ahora mismo, ¿qué parte de la izquierda se ha pronunciado por lo sucedido en Villa? Ninguno, ningún líder político se ha acercado a ver qué está pasando con esas organizaciones. (37)

(30) El 24 de enero de 1991 se registra la intercepción por parte de una columna de Sendero Luminoso de un cambión carcado con más de 300 cajas de aceite vegetal que las repartieron entre las amas de casa que realizaron compras en un mercado en Villa El Salvador. Banco de datos de DESCO ficha 006623. En otra ocasión, se registra un intento de parte de Sendero de incitar a la población a saquear un camión que distribuía bebidas gaseosas (el 10 de april de 1991). Banco de datos de DESCO ficha 013584.

(31) La República , 23 de junio de 1991.

(32) El Diario , No. 613, 1991.

(33) El Diario , No. 551, 7 de junio de 1989.

(34) Entrevista, diciembre de 2002. Preferimos no publicar el nombre de la dirigenta citada.

(35) Entrevista con “Gerardo” en Villa El Salvador, abril de 1994.

(36) La República , 22 de septiembre de 1991. El primer asesinato registrado de un dirigente del programa del vaso de leche o de los comedores populares fue el de Juana López, dirigenta de un comedor popular en Callao, quien fue asesinada por Sendero el 31 de agosto de 1991. El 31 de diciembre de 1991 hubo un atentado contra la dirigenta de los comedores populares, Emma Hilario, de San Juan de Miraflores. María Elena Moyano fue asesinada por Sendero el 15 de febrero de 1992.

(37) La República , 22 de septiembre de 1991.

La resistencia local: una lucha desigual

A finales de 1991, El alcalde, Johny Rodríguez, intentó crear un frente amplio contra Sendero en el distrito desde el municipio. A finales de 1991 promovió la formación de la Mesa por la Paz y el Desarrollo, que pretendió ser un espacio de concertación que unía a las organizaciones populares, grupos de derechos humanos, la Iglesia Católica, y el gobierno municipal. El objetivo de la Mesa por la Paz era desarrollar estrategias alternatives para responder a los problemas sociales de Villa y detener la creciente influencia senderista en la comunidad. La Mesa por la Paz unía la preocupación con las causas estructurales de la violencia política (la pobreza, la falta de empleo, la marginación, etc.), con una preocupación real sobre el avance senderista en la zona y la necesidad de que todos los grupos organizados se unieran esfuerzos para poder detenerlo. Pero las estrategias de la Mesa por la Paz no eran suficientes para enfrentar un enemigo dispuesto a utilizar la violencia para conseguir sus objetivos. Por ejemplo, uno de los grupos participantes en de la Mesa por la Paz, la Coordinadora Juvenil, fue muy audaz al borrar las pintas senderistas que aparecían en diferentes partes del distrito. Eso demuestra de que había muchos jóvenes que no aceptaron el mensaje senderista y que estaban dispuestos a arriesgar sus vidas participando en actos de resistencia. Pero como señala Hannah Arendt, frente a un grupo (o Estado) armado dispuesto a utilizar la violencia, ese tipo de resistencia es facilmente destruido. (38)

Un ejemplo claro es el intento de parte de la dirigencia de Villa El Salvador apoyar la creación de rondas urbanas. Luego del atentado contra el centro de acopio, Mariella Balbi de La República publica una entrevista con María Elena Moyano en la cual afirma de que las organizaciones de mujeres de Villa El Salvador resistirían a Sendero y que ella promovería la creación de rondas urbanas para combatirlo. Dijo claramente de que serían rondas autónomas de las fuerzas armadas y policiales, pues el pueblo no confiaba en estas instituciones. Sin embargo, los esfuerzos nacientes por organizar rondas se desarmaron luego de que Sendero visitara a los organizadores, casa por casa, amenazándoles y advirtiéndoles que desisten de organizar rondas, y que ellos se encargarían de los problemas de la delincuencia y la droga. Según un activista de derechos humanos del distrito:

Yo me enteré sobre las amenazas a las rondas por casualidad. Estaba tratando de organizar comités de derechos humanos en los grupos residenciales y en las conversaciones que iba teniendo con los dirigentes me di cuenta de que Sendero había visitado a los líderes de las rondas y les decía que no se preocupen, que ellos se iban a responsabilizar por el problema de la delincuencia. (39)

A inicios de 1992, se registra una serie de atentados, asesinatos y intentos de asesinato, supuestamente cometidos por Sendero Luminoso, lo cual correspondería a lo que se afirma en varias entrevistas sobre la creciente presencia de Sendero en Villa El Salvador y su trabajo de base en ciertos sectores de la zona. El 13 de enero de 1992, una columna de once senderistas atacaron a tres suboficiales de la Policía General que hacían vigilancia cerca al mercado central de Villa El Salvador. Un policia murió en el atentado, y a pesar de que los medios de comunicación reportaron la captura de los responsables del atentado, el hecho de realizarse un atentado así en el corazón de la vida pública del distrito—el mercado central (conocida como la Chanchería)—infundió mucho temor en la población. (40)

Se registra otros atentados contra dirigentes locales aparentemente cometidos por comandos de aniquilamiento de Sendero Luminoso. El 13 de enero de 1992, un obrero del primer sector fue baleado en la puerta de su domicilio. (41) El 10 de febrero, un anciano vigilante fue asesinado y un cartel fue colocada sobre su cuerpo que decía: “Así mueren los soplones” con el símbolo de la hoz y el martillo al final. (42) Dos días después, Juan Huamán Valle, un dirigente vecinal de 52 años, fue baleado por supuestos senderistas en la puerta de su casa. (43) La escalada de violencia política era cada vez más evidente. Frente a ello, algunos sectores de la dirigencia izquierdista tomaron la decisión de que tendrían que armarse para proteger sus vidas. De hecho, varios dirigentes comienzan a dormir fuera de sus casas y a tomar otras precauciones.

(38) Arendt (1971) hace referencia a que el movimiento de desobediencia civil de Ghandi no pudo haber tenido éxito al haber enfrentado un enemigo como Hitler.

(39) Interview, “Arturo”, 28 de diciembre de 2002.

(40) Banco de Datos de DESCO, ficha 015851.

(41) Banco de Datos de DESCO, ficha 015855.

(42) Banco de Datos de DESCO, ficha 016477.

(43) Banco de Datos de DESCO, ficha 016514.

La lucha por el Parque Industrial.

El 9 de febrero de 1992 marcó un momento decisivo en Villa El Salvador. Se llevaron acabo elecciones en la APEMIVES, y un microempresario de la zona, Máximo Huarcaya, fue elegido presidente de la asociación, supuestamente con el respaldo de Sendero Luminoso. Varios miembros de la Mesa por la Paz y Desarrollo, incluyendo a María Elena Moyano, intentaron prevenir su elección al tratar de convencer a los distintos partidos de izquierda de que respaldaran a un candidato único en las elecciones. Sin embargo, la reciente historia de las divisiones había marcado profundamente a las relaciones entre los distintos partidos de izquierda en Villa El Salvador, y no llegaron a un acuerdo para apoyar un candidato único. Con la izquierda dividida, Huarcaya ganó la elección.

La APEMIVES era una de las instituciones que conformaban la Autoridad Autónoma (AA), el cuerpo rector del Parque Industrial de Villa El Salvador. Los otros actores que participaban en la AA eran el alcalde distrital, y un representante del gobierno central, de la industria privada, y el presidente de la CUAVES. Se desató una serie de conflictos dentro del Parque Industrial con respecto a su administración que aparentemente fueron utilizados por Sendero como modo de agitar a los pequeños empresarios y movilizarlos en contra de la AA y en particular en contra del alcalde. Algunos de estos conflictos tenían un transfondo personal y político.

Primeramente, la AA había cedido terrenos a los microempresarios bajo el acuerdo de que tenían que construir sus talleres dentro de un plazo fijo. Cuando la AA anunció de que exigiría la devolución de los lotes cedidos a los microempresarios que no habían construido sus talleres dentro del plazo fijado, generó fuertes críticas entre los pequeños empresarios. Varios de ellos habían sido duramente golpeados por la crisis económica y carecían de recursos para construir sus talleres, y reaccionaron negativamente a tal anuncio. Huarcaya lideró un grupo de pequeños empresarios que comenzaron a exigir que ningún empresario fuese expulsado del Parque Industrial. Acusó a la AA de utilizar su poder para asignar los lotes a pequeños empresarios ligados al ex-alcalde Michel Azcueta y su partido, el PMR. A su vez, acusó a la AA de falta de transparencia en el manejo de las donaciones internacionales y de un programa de préstamos para microempresarios creado con el apoyo de la cooperación internacional. La AA se defendía diciendo de que los libros contables estaban en orden y abiertos para quien quería revisarlos. Sin embargo, las acusaciones de corrupción persistían.

Huarcaya exigía que el control de los recursos del Parque Industrial fuera transferido exclusivamente a la APEMIVES. Sostenía que los beneficiarios de las donaciones eran los pequeños empersarios, y por lo tanto la asociasión que los representaba debería manejarlas sin interferencia de las demás instituciones. Este discurso tenía cierta resonancia entre los pequeños empresarios sobre todo al agudizarse la crisis económica, pero también ilustra la cultura de desconfianza que se iban generando en un contexto de crisis económica aguda. Delpino refiere a este discurso como “la ideología del asistido”, en la cual los beneficiarios de las donaciones argumentan de que las donaciones son un “regalo” para los “pobres”; por lo tanto, cuando se trataban de fondos rotativos o créditos, argumentaron de que no tenían por qué devolverlos. Ese discurso se nutrió en un contexto de poca transparencia en el manejo de las donaciones internacionales de parte de las ONGDs y otras instituciones, y de aguda crisis económica. Hay evidencia de que Sendero recogió este discurso y lo manipuló para sus fines en el campo; (44) pareciera de que lo mismo hicieron con la AA en el Parque Industrial.

El testimonio de un dirigente del municipio, recordando un encuentro que tuvo con un pequeño empresario del Parque Industrial y dirigente de APEMIVES, quien fue señalado como ‘filo-senderista', muestra no sólo el nivel de trabajo político de Sendero al buscar captar adeptos, sino también como dirigentes que se sentían marginados de la estructura de poder local utilizaban una supuesta afiliación con Sendero para afirmar su persona y su poder:

Me dijo: mira, nosotros los ayacuchanos, los huancavelicanos somos los más pobres y el partido nos ha unido, nos ha organizado y nosotros tenemos que ser leales con el partido no, porque al final Michel Azcueta nunca nos ha defendido, el único que nos puede defender es el partido y yo tengo que ser leal al partido, hay otros que se están enriqueciendo, hay otros capitalistas que tienen plata y pueden construir sus terrenos, nosotros no tenemos plata, yo más bien he venido de una quiebra, yo he tenido mi taller artesanal y de pronto por ejemplo me puse a vender hierbas en los mercados, la situación empeoró para mí y en medio de esa situación así de pobreza en la que había caído vino el partido y me rescató y el partido hizo algo por mi y ahora tu vienes a buscarme, tu no vinistes a buscarme, tu no vinistes a verme cuando yo estaba jodido, y ahora tu vienes a verme y yo te hablo de igual a igual porque yo soy del partido, entonces ya pues era otra la cosa y bueno más o menos así fue la cosa en el parque industrial como así fue la cosa en todo creo yo con Sendero, Sendero ubicaba bien a las personas, ubicaba como pensaba, ubicaba su compromiso hacía determinadas causas, ubicaba también sus grados de pobreza y se presentaba a través de una persona, a través de un cuadro como el que los podía ayudar.

Cuatro días después de la victoria de Huarcaya hubo una reunión de emergencia en el Parque Industrial para discutir la situación. María Elena Moyano exigió a Huarcaya y a Filadelfo Roa, el presidente de la CUAVES y quien apoyó a la candidatura de Huarcaya, que firmaran un documento de deslinde con Sendero Luminoso. Ambos se rehusaron. Según Huarcaya, consultó con las bases de la APEMIVES, quienes votaron en contra de firmar el documento; además, señaló miedo a Sendero Luminoso de confrontarlo directamente. (45)

Pero para los que estaban en el municipio, la relación con Sendero era claro. María Elena Moyano decidió que el momento había llegado para desafiar a Sendero Luminoso de manera directa. Sendero había decretado un paro armado en Lima para el día siguiente, el 14 de febrero; Moyano planteó que Villa y sus organizaciones debían protestar contra el paro en una manifestación pública, la ‘Marcha por la Paz', el mismo día. Muchos activistas declinaron participar por temor a la represalia por parte de Sendero. A su vez, otros grupos de izquierda también se rehusaron a participar, citando la necesidad de mantener sus propios “perfiles” en el distrito, reflejando otra vez el legado de la división de la izquierda. Como dijo Michel Azcueta en una carta publicada a dos días de la muerte de María Elena Moyano:

Llevamos más de una semana María Elena [Moyano], Yoni [Rodríguez], [José] Polo y yo hablando claro sobre sus intenciones de Sendero en Villa El Salvador y sobre las amenazas continuas—lamentablemente confirmadas—contra nuestras vidas. Lo hemos hecho público una y otra vez por todos los medios posibles. Nadie dijo nada. Al contrario, y lo digo sin ningún tipo de odio personal sino pensando en el futuro, el mismo domingo, a la mañana María Elena pidió al PUM que apoyara una acción unitaria en el Parque Industrial, ante la evaluación de los planes de Sendero. ¿Cúal fue la evaluación del PUM? ‘No, pues tenemos que fortalecer nuestro perfil propio'. Respuesta textual dicha a la propia María Elena. Los resultados ya se conocen. [N]i el PUM, ni el PC, ni mucho menos, la UDP o el Bloque [Revolucionario] apoyaron la ‘ Marcha por la Paz', importante acto simbólico en el mismo día del paro. (46)

La marcha se realizó, pero sólo participaron unas 50 personas, portando banderas blancas en símbolo de la paz.

Ese mismo día, el 14 de febrero de 1992, un paquete de 500 gramos de dinamita fue colocado en la puerta de la casa del ex-alcalde del distrito, Michel Azcueta (47); no hubieron heridos ni muertos pero el mensaje estaba clara: Sendero tenía la dirigencia de Villa El Salvador en la mira. Efectivamente, el día siguiente, el 15 de febrero de 1992, un comando de aniquilamiento senderista asesinó a María Elena Moyano a balazos en una pollada en el primer sector del distrito. Después de matarla, llevaron su cuerpo a la puerta del local comunal y le colocaron una carga explosiva de unos cinco kilos de dinamita que destrozó el cuerpo de la dirigenta.

María Elena había sido invitada a la pollada varios días antes del 15 de febrero; según el recuerdo de sus amigos y colegas, la señora que la hizo llegar la invitación insistía repetidamente que no dejara de asistir a la pollada, que tuvo lugar en el Grupo 23 del primer sector del distrito. Se había ido a la playa con sus dos hijos y un sobrino, y antes de ir a casa decidió asistir brevemente a la pollada. Delante de sus hijos, un comando de aniquilamiento senderista primero baleó a su guardeespaldas (un policia) y luego la atacaron a ella.

El los días siguientes, volantes de Sendero circularon por todo el distrito que revindicaban la autoría del atentado y justificaba su muerte por sus supuestos fechorías. La acusaron de corrupción y de favoritismo, y de ser una ‘soplona' que merecía morir.

(44) Varios dirigentes de ONGDs en Cusco describió cómo Sendero utilizó este discurso en el campo en un proyecto de investigación de SASE-Instituto APOYO en el cual participé como una de las investigadores principales. Véase SASE-Instituto APOYO (1993).

(45) Entrevista, diciembre de 2002.

(46) Carta de Michel Azceuta publicada en Última Hora , 17 de febrero de 1992.

(47) Banco de Datos de DESCO, ficha 016599.

 

El asesinato de María Elena Moyano: Crónica de una muerte anunciada

A partir del atentado contra el centro de acopio a mediados de 1991, María Elena Moyano libró una batalla directa en contra de Sendero Luminoso. Indignado por la violencia senderista en contra de dirigentas populares (como fue el asesinato de una dirigenta del vaso de leche en el Callao, Juana López, en 31 de agosto de 1991, y el atentado contra Emma Hilario, una dirigenta de comedores populares en San Juan de Miraflores y, como Moyano, miembre del MAS, a fines de 1991), y en particular en contra de la FEPOMUVES, Moyano comenzó a denunciar a Sendero publicamente en los medios de comunicación masivos. Había respondido a los ataques hacia su persona publicada en el periódico senderista, El Diario , hacia finales de 1990, pero el atentado contra el centro de acopio –y la acusación de parte de Sendero de que ella mimsa fuese el responsible— la llevó a asumir cada vez más una actitud confrontativa hacia Sendero Luminoso, a pesar de que ése estaba llegando a un auge en la capital en esos momentos. En las mismas palabras de María Elena Moyano:

Hace un año, El Diario atacó a la Federación de Mujeres y también a mí. Decían que somos un colchón del sistema y que no reivindicamos ni revaloramos a la mujer, porque ésta se emancipa sólo con la guerra. Que somos asistencialistas. Que yo soy una ‘revisionista' y estoy manipulando a las mujeres. Han tomado fotos de La Casa de la Mujer [el local de la FEPOMUVES] y las han publicado. Es una amenaza permanente. Me parece que su primer objetivo ha sido desprestigiar a la Federación de Mujeres, para luego golpear. Creo que es parte de su táctica. Nosotros les respondimos hace un año…. Si yo tengo el coraje es porque las mujeres de la Federación me lo han dado. El mismo día que pusieron la bomba en nuestro local, nos reunimos. Reaccionamos rápidamente. A mí eso me dio fuerza y valor. Ahí las mujeres acordaron rechazar y repudiar a Sendero. La asamblea metropolitana de comedores también ha acordado una movilización, tomando el ejemplo de Villa El Salvador. han decidido levantar dos consignas: contra el hambre y contra el terror. (48)

Según informantes cercanos a María Elena Moyano, fue buscada, no sólo por los medios de comunicación sino también por políticos que tenían su propia agenda: levantar el imagen de una dirigenta popular que no sólo no tenía miedo al hablar en contra de Sendero sino que también tenía carisma y hablaba claro. Estos políticos y medios de comunicación habrían querido legimitar la lucha contra Sendero al señalar que habían dirigentes populares que estaban enfrentándolo. Comenzó a aparecer frecuentemente en los noticieros y programas de televisión, y hizo declaraciones muy fuertes contra Sendero Luminoso. La prensa escrita la señaló como un modelo ejemplar de una dirigenta popular que combatía a Sendero; a finales de 1991, el periódico La República la nombró “Personaje del año”, mientras la revista semanal, Caretas , la declaró “Madre Coraje” en el número de fin de año. Pero María Elena Moyano estaba peligrosamente sóla frente a la fuerza de un grupo armado.

Al hablar de la muerte de María Elena Moyano, muchos hacen referencia a ello como una muerte “anunciada”. Efectivamente, enfrentar tan directamente a Sendero Luminoso cuando ésta estaba en pleno auge en Lima, fue muy peligroso. ¿Cómo se llegó a tal situación?

Según amigos cercanos de María Elena Moyano, ella creía fuertemente en Villa El Salvador y el modelo de autogestión y participación popular que representaba. Creía que podría enfrentar a Sendero politicamente y que les ganaría en ese terreno. En ese sentido, Moyano, como dirigenta, sentía la necesidad de actuar como ejemplo de fortaleza y liderazgo para que las otras dirigentas de la FEPOMUVES no se retraen por el miedo. El telón de fondo fue la creciente presencia de Sendero en Villa El Salvador y, en particular, en las bases de los comedores populares y comites de vaso de leche que formaban la base de la FEPOMUVES. Como comentó una dirigenta de la FEPOMUVES que en 1991-92 coordinaba uno de los centrales del vaso de leche:

Yo era dirigente de la central y encapuchados [los senderistas] iban a los Comités del Vaso de Leche a destaparles las ollas, “esto es lo que sirven, esto es lo que dan, cuánto dan”, o sea un carácter de fiscalización. (49)

Otro elemento importante tomar en cuenta es, como indictaron varios entrevistados, Moyano no creía que Sendero la matarían; los cuadros locales de Sendero eran sus “amigos” y no creía que la matarían. Eso es íntimamente vinculado con la certeza de Moyano que habría que pelearle a Sendero en el terreno político, no el militar. Nuevamente las palabras de la propia Moyano:

[L]a derrota de Sendero tiene que ser política e ideológica. Ellos no hacen solamente una lucha militar. Frente a una propuesta política de Sendero, tiene que nacer una alternativa distinta. Por eso yo digo que hay que exigir a las fuerzas de izquierda. Así lo hicimos las mujeres: antes de que se rompa la izquierda nos acercamos, inútilmente, a [Alfonso] Barrantes, a [Javier] Diez Canseco [del PUM], y a [Manuel] Dammert [del PCR]. Los tres nos trataron mal. Se dividió la izquierda y ahí están las consecuencias. El país necesita esa unidad. (50)

Ahora los partidos políticos –todos, sin excepción—están totalmente desprestigiados, no son bien vistos por el movimiento popular. En esas condiciones, debe ser el propio pueblo el que enfrente a Sendero. La primera derrota debe ser una derrota política. Yo no creo que se deba enfrentar militarmente a Sendero. Yo no tengo pistolas ni tengo un armamento para poder enfrentar a Sendero. Yo creo que se trata de una confrontación de propuestas. Ellos representan una propuesta política al país, con su estrageia, su táctica y todo. Nosotros también tenemos que levantar una propuesta. ¿Qué es lo que nosotros queremos en este país? ¿Qué es lo que queremos construir? (51)

Otro aspecto del comportamiento de María Elena Moyano poco señalado por los medios de comunicación y otros observadores es que era una mujer involucrada en la política y que tenía claras ambiciones políticas. Cuando se integró al MAS, pasó a formar parte de su concejo directivo, y lo hizo pensando que era uno de los partidos mejor situados para volver a construir la unidad de la izquierda. Era teniente alcaldesa de Villa El Salvador, y aspiraba a la alcaldía. Tendrían que haberse realizado elecciones municipales en noviembre de 1992 (fueron pospuestos hasta 1993 debido al autogolpe del cinco de abril de 1992), y según varios entrevistados cercanos a Moyano, su actuación tenía mucho que ver con la campaña electoral que se acercaba. Según un íntimo amigo de ella ligado al gobierno municipal y a la Mesa por la Paz:

Ella estaba ya haciendo campaña para levantar su perfíl para las elecciones municipales (de 1992). La lucha contra Sendero le permitía levantar su perfíl…. Pensó que la lucha [con Sendero] era sólo político. Le dijimos que no, que también se trataba de una lucha de otro nivel, de un nivel militar, y que no se podía enfrentarlos sólo a nivel político…. Ella todavía estaba confundida que cosa era Sendero Luminoso, era guerrrilla revolucionaria o qué, y eso la llevó a la respuesta equivocada. Sendero era un grupo terrorista. Lo más lógico era una alianza con la policia. (52)

Tocaremos el tema de las diferentes posiciones políticas acerca de una colaboración con el Estado enseguida. Seguimos el tema de su campaña política. Según el mismo dirigente:

Ella se estaba levantando políticamente pisándolos [a Sendero]. Ellos habrían dicho estás sacando perfíl a costa nuestro y por eso habrán decidido matarla…. Se subía a la ola equivocada. No podía subir a ser alcalde [de Villa El Salvador] sobre la ola de estar contra Sendero. Sendero estaba fuerte –en Lima y en Villa El Salvador—y querer hacer de Sendero tu resorte para subir era peligrosísimo. (53)

La cita anterior hace referencia a ciertas tensiones entre algunos dirigentes de Villa –principalmente los vinculados al PMR y a la gestión municipal de Johny Rodríguez—quienes comenzaron a ver una alianza con la policía necesaria para poder hacerle frente a Sendero en el distrito. Según un entrevistado que era un dirigente importante a nivel nacional del MAS, Moyano tenía cierto recelos frente a la estrategía que venía desarrollando desde el municipio, a pesar de ser ella también autoridad municipal.

Para ella, los del municipio eran muy políticos. Estaban preocupados por la gestión municipal pero ya no estaban en contacto con la base como antes…. (54)

No estaba de acuerdo con la idea de una alianza con la policia; según aquél dirigente, en una reunión Moyano les dijo:

Uds. pueden recurrir al sistema de seguridad del Estado, pero eso es mal visto por la población. No es que sea de Sendero, pero Sendero está en la base y se habla de otra manera. Una cosa así sería para que nos acusan de que preferimos los de arriba, los militares. Uds. en el poder ponen en riesgo nuestro trabajo en la base, y a nosotros mismos. (55)

Según un dirigente del PMR, sin embargo, esa visión era equivocada.

La población en general lo que busca es seguridad. Es verdad, la policía siempre fue vista como factor de represión, pero también las circunstancias puedan producir cambios de concepto sobre el Estado. Y efectivamente, buscamos forjar una relación con la policia –mas no con los militares, con quien no hubo confianza—. Pero todo eso se vino abajo con el autogolpe [del cinco de abril de 1992]. (56)

Esas tensiones y discusiones políticas acerca de la posibilidad y nesecidad de una alianza con el Estado frente a la violencia de Sendero ilustran que las cosas en Villa El Salvador habían llegado a una situación límite, una situación de guerra en donde la población civil y las autoridades locales se sentían sólos frente a la grave amenaza que les enfrentaba. Un grupo de dirigentes y autoridades locales se convertieron, efectivamente, en la primera linea de pelea con Sendero Luminoso. Con las tensiones mencionadas frente a una estrategia de alinearse más claramente con el Estado (al menos con la policia), dirigentas como María Elena Moyano se encontraban solas frente a un grupo dispuesta a utilizar la violencia en contra de quienes consideraban sus enemigos. Pero ella seguía denunciando a Sendero públicamente; a fines de 1991 o inicios de 1992, recuerda el mismo dirigente del MAS, Moyano fue entrevistada en un canal de noticias y habló en términos muy duros contra Sendero.

Cuando vi eso me dio mucho miedo por ella. La busqué para conversar y le dije claramente, ‘Te están utilizando. Tienes que tener cuidado'…. María Elena Moyano ha sido un personage construida por los medios de comunicación. Habían pocos dirigentes populares que sabían hablar, María Elena era de los pocos que sí sabía hablar. Desde los sectores políticos también habían quienes impulsaron a María Elena hacia un mayor rol público a pesar de los riesgos…. Tanto esos dirigentes, como el gobierno y los medios quisieron levantar a María Elena por sus propios fines; poder apuntar a que los sectores populares se estaban enfrentando con Sendero. (57)

Otro compañero de Moyano, de Villa El Salvador, y también dirigente del MAS, dijo algo parecido:

Después del atentado [al centro de acopio de la FEPOMUVES] las cámaras ya comienzan a poncharla, entonces ella era un personaje de la sociedad civil que comenzaba a enfrentarse ya no solamente era el ejército sino también era la sociedad quien se ponía enfrente de Sendero entonces ahí la televisaba …. María Elena se vio elvuelta en un remolino que ya no sabía como controlarlo. (58)

A su vez, había comenzado la presión de parte del Ejercito para coordinar sus acciones en el distrito con el municipio y con dirigentes populares como María Elena Moyano que mostraban una actitud clara contra Sendero. El alcalde en ese entonces, Johny Rodríguez, comentó de que la policia no se quiso meter, pero cuando el Ejercito empezó a trabajar con más fuerza en el distrito, le buscaron para coordinar acciones. Pero querían poner condiciones; les dijeron de que si conocían un sospechoso que les dijeran y que ellos se encargaban. Rodríguez dijo que no aceptaron tal arreglo. Tres entrevistados reportaron de que oficiales del Ejercito buscaron acercarse a María Elena para conversar con ella, y para convencerla de acompañarla en sus acciones cívicas en las zonas más pobres del distrito, aparentemente para darle mayor legitimidad, y que ella se negó a participar, lo cual es consistente con sus declaraciones públicas. (59) Cómo señaló un colega de Villa El Salvador del MAS:

De hecho ella nos comentó en algún momento que en estas reuniones en el comando conjunto, le habían pedido a ella, bueno le habían dado todo su respaldo, seguridad, su apoyo y todo eso…. [E]l ejército estaba haciendo en esos tiempo campaña de repartición de alimento, queriendo cambiar su imagen, ya no iban a reprimir sino iban a los asentamientos humanos y repartían alimentos, entonces le pedían a María Elena que vaya y acompañe esas caravanas, esas campañas de apoyo hacia las personas pobres y ahí ella se resistió, no lo aceptó, quiso poner sus propias reglas, ella fue siempre bien clara en cuanto a la defensa de la autonomía de la organización, yo estoy seguro más que fue lo que ella planteó, si mal no recuerdo, los productos se repartían a través de la Fepomuves….. (60)

María Elena Moyano trató de trazar una linea fina en contra de un Estado que violaba los derechos humanos y no respondía cabalmente a las necesidades básicas de la población, y en contra de la violencia de Sendero Luminoso. Pero en esa epoca era muy difícil mantenerse en esa linea, de mantener la neutralidad y a su vez denunciar a los dos lados. Aparentemente las fuerzas armadas buscaron, como en otros lugares, establecer alianzas con dirigentes populares para tener un frente civil en la lucha contrasubversiva que les diera legitimidad. Eso hicieron, por ejemplo, en Huaycán en su relación con la lideresa Pascuala Rosada, también asesinado por Sendero Luminoso en 1996. El autor de la muerte de María Elena Moyano fue, efectivamente, Sendero Luminoso, como ellos mismos admitieron pocos días después de su muerte. Pero también habían otras complicidades en su muerte: El Estado que no la protegió, y que como en otros caso tal vez contribuyó a ponerle en la primera linea de fuego; y los medios de comunicación y autoridades del gobierno y otros que buscaron levantar su imagen como “luchadora social” en contra de Sendero sin medir las consecuencias ni proveerla de la seguridad necesaria.

(48) Entrevista a María Elena Moyano publicada en La República el 22 de septiembre de 1991. Una valiosa colección de entrevistas a y las palabras escritas y poemas de María Elena Moyano fue hecha por Diana Miloslavich Tupac: María Elena Moyano: En busca de una esperanza (Lima: Ediciones Flora Tristán, 1993).

(49) Entrevista, diciembre de 2002.

(50) Entrevista a María Elena Moyano publicada en La República el 22 de septiembre de 1991.

(51) Entrevista a Entrevista a María Elena Moyano citada en Miloslavich Tupac (1993), p. 59.

(52) Entrevista, diciembre de 2002.

(53) Entrevista, diciembre de 2002.

(54) Entrevista, diciembre de 2002.

(55) Entrevista, diciembre de 2002.

(56) Entrevista, diciembre de 2002.

(57) Entrevista, diciembre de 2002.

(58) Entrevista, diciembre de 2002.

(59) “Si el pueblo no ha respondido hasta ahora [a Sendero] es porque no hay confianza. !Se han violado tantos derechos humanos! Se ha asesinado a jóvenes, se hecho desaparecer a jóvenes. Ahí tenemos el caso ocurrido en Villa El Salvador, el de la desaparición de un joven estudiante [Ernesto Castillo Páez, estudiante de la Facultad de Sociología de la Universidad Católica, quien desapareció luego de ser detenido por un patrullero de la policía en el segundo sector de Villa El Salvador el 27 de octubre de 1990]. Entonces el pueblo no ha podido responder porque adónde va a ir, si no hay confianza en este Estado ni en sus fuerzas armadas”. María Elena Moyano citada en Miloslavich Tupac (1993), p. 59.

(60)   Entrevista, diciembre de 2002.

Dos repuestas: La indignación, y el miedo

Hubo una procesión funeraria masiva para María Elena Moyano que fue señalado por muchos como muestra del rechazo popular a Sendero Luminoso. Ciertamente numerosos dirigentes indignados por el brutal asesinato de Moyano participaron en el acto a pesar del clima de miedo y terror que acrecentaba sobre Villa El Salvador. Sin embargo, numerosos observadores comentaron de que la participación de dirigentes y pobladores de Villa El Salvador fue reducida, y que la mayoría de los que participaron en el evento llegaron de fuera de Villa El Salvador; de hecho varios personalidades y dirigentes nacionales se hicieron presente, incluyendo el ex-presidente Fernando Belaúnde Terry.

Esto, y los testimonios recogidos entre 1992 y 1995 y en 2002, sugiere que habían dos interpretaciones y reacciones en ese momento que no son necesariamente contradictorios, sino que muestran la complejidad de la situación. Por un lado, el asesinato de María Elena Moyano generó rechazo a nivel de los dirigentes nacionales y locales que ya habían definido una posición en contra de Sendero Luminoso y sus actos violentos. También hizo que otros dirigentes y pobladores que vieron a Sendero con cierto simpatía cambiaran de opinión. Un entrevistado señala, por ejemplo, como su padre, un dirigente sindical de construcción civil que mostraba una actitud de simpatía con Sendero Luminoso, cambiara de opinión al escuchar sobre el asesinato de María Elena Moyano:

‘Eso está mal', dijo. ‘Se han equivocado…. No es posible que maten al pueblo'. (61)

A su vez, sin embargo, ciertos sectores que no vieron con simpatia a Moyano vieron con cierto nivel de aprobación el “castigo” que había recibido a manos de Sendero Luminoso; las acusaciones de favoritismo político, de corrupción, y de haberse alejado de las bases fueron citados como elementos que “justificaron” el atentado en contra de ella. (Discutiré esto en más detalle abajo.) Pero tal vez mas importante es que el objetivo principal de Sendero al asesinar a Moyano había sido logrado: generar miedo e inhibir cualquier acto de resistencia en Villa El Salvador (y en el país en general). Las dirigentas de FEPOMUVES se replegaron por presión de sus familias y por miedo de ser la próxima víctima. Y frente a ese repliegue, dirigentes aparentemente cercano a Sendero tomaron las riendas de la organización feminina.

Unos días después de la muerte de Moyano, La República publicó un artículo en el cual varios dirigentas de la FEPOMUVES publicaron mostraron su indignación por el asesinato de su antigua líder y afirmaron su decisión de seguir resistiendo los avances de Sendero Luminoso. (62) Pero la dinámica al interior de la organización había cambiado, desde antes de la muerte de Moyano, como señala una alta dirigenta de la FEPOMUVES en aquella epoca:

Sentía una desarticulación [en la organización]. Sentía una especie de malestar en algunas bases, de cuestionamiento de María Elena, y que ese cuestionamiento después de la muerte de María Elena sale justificado en los panfletos [de Sendero] como corrupta, entonces una base cuando hace cuestionamiento de esa manera que ella es corrupta y está haciendo una corrupción, está haciendo tal después sale en los panfletos, entonces no puedo pensar que fue, que ellos [Sendero] estaban infiltrados en nuestra organización, sería una desastibilidad por ese lado y por otro lado pues creaba un desconcierto entre unas y otras, se creaba un clima de desconcierto de querer alejarse de las cosas. … En ese momento no sentí que esas personas estaban infiltradas y yo pensé que era el miedo, el temor que nos hace sentir y por eso accionamos así, pero no era miedo. Bueno las dirigentes comenzaron a dudar, de tener desconfianza las unas a las otras porque sentíamos de que cualquiera podía ser [senderista] y esto llevaba a que nos separáramos. A veces sentíamos una frustración, una impotencia y en nuestras bases se sentía bastante temor, cerraban los comedores, los comités del vaso de leche, ya no querían apoyar o a veces la dirigente simplemente renunciaba porque sus esposos les decían que no. (63)

Como ya sugerimos arriba, uno de los temas centrales de tensión y conflicto dentro de las organizaciones femininas era la falta de transparencia en el manejo de las donaciones, favoritismo, y corrupción. Varios testimonios señalaron esas dificultades y el creciente malestar que existía por ellas. Evidentemente Sendero buscó aprovechar tal situación y al ponerse como agente fiscalizador, se quiso colocar como “defensor del pueblo” en contra de dirigentes supuestamente corruptos. Como dijo un dirigenta de la FEPOMUVES: “En tiempos tan difíciles como esas, la gente cree que todos roban—todos, incluso dirigentes populares como María Elena.” (64) Una dirigenta de comedores populares de la Iglesia Católica afirmó de que para ella, Sendero atentó contra la FEPOMUVES porque almacenaban a los comestibles, lo cual automaticamente da lugar a la sospecha de que están vendiendo la comida en beneficio propio. Afirmó que gente de Sendero había visitado a los comedores de la iglesia, pero como estaban bien controlados por la Iglesia misma, y no almacenaban a sus comestibles, no había problemas de corrupción y, por lo tanto, Sendero les dejaba tranquilos. (65) Notablemente, varios dirigentes de comedores populares y del vaso de leche señalaron de que habían asumido actitudes y prácticas para evidenciar que no había corrupción dentro de sus organizaciones ya que sabían de la presencia “fiscalizador” de Sendero:

Yo era dirigente de la central [del vaso de leche] y encapuchados [los senderistas] iban a los Comités del Vaso de Leche a destaparles las ollas, “esto es lo que sirven, esto es lo que dan, cuánto dan”, o sea un carácter de fiscalización. Yo a mis dirigentas de mi central… acordamos poner un papelógrafo grande y digan “cuánto reciben, cuanto reparten a cada grupo y en los comités de base en los que preparan, cuánta avena, cuanta leche diaria”, yo les decía “no les cierren [a los senderistas] la puerta, ábranles la puerta y díganle que revisen todas las ollas, que no hay problema, que no tenemos miedo de decir la verdad y de recibir lo que recibimos” y preguntaban por las dirigentes… bueno si dicen que luchan por el pueblo que nos van a hacer a nosotras, si se creen los fiscalizadores aquí está, démosle las cuentas, ábranles las puertas, enséñenles las ollas, enséñenles los víveres, dónde están. (66)

A nivel local, las acusaciones de corrupción eran aceptadas como verdad aunque no existiera prueba alguna. Para muchos, cuando Sendero decía que “sancionaba” a dirigentes supuestamente corruptos, era aceptado como una suerte de justicia. En un contexto de extrema pobreza que alimentaba la desconfianza y la suspicacia de líderes y a quienes tienen aceso a recursos y niveles de poder, no era difícil para que los rumores de corrupción sean aceptados. Parecería que en medida que las condiciones económicas y sociales se deterioran, la tolerancia para la corrupción baja. Como fue el caso de María Elena Moyano, Sendero Luminoso buscó exacerbar tal clima de sospecha y desconfianza hacia los líderes para quebrar la relación entre los dirigentes y la base. En efecto, la realidad de la corrupción era menos importante en ese contexto que la creencia, aparentemente amplio en aquel epoca, de que “todos” eran corruptos. Como una profecía autocumplida, Sendero acusaba a dirigentes que tenían en la mira—como Moyano—de ser corrupta para poder señalar eso como motivo de la “sanción”. Fue una táctica que utilizó Sendero para así eliminar a dirigentes de la izquierda que se les hacía la oposición.

Poco después de la muerte de María Elena Moyano, la presidenta de la FEPOMUVES, Ester Flores, sufrió un colapso nervioso y salió del país. Según ella, parte de su decisión de retirarse del país tuvo que ver con la forma en que los medios de comunicación buscaron levantarle a ella luego de la desaparición de María Elena Moyano para señalarla como la que seguiría su camino de liderar la resistencia a Sendero Luminoso:

Yo estuve muy desconcertada, muy dolida por la muerte de María Elena por la forma como se llevó y yo sentía que a pesar de eso yo continuaba trabajando con mucha dificultad pero continuaba pero que había una presión muy, muy fuerte de parte de mi familia, psicológicamente mis hijos se traumaron. Los periódicos sensacionalistas tomaron mi nombre y dijeron que yo era la futura [dirigenta] que se iba a enfrentar a Sendero y que sería la próxima víctima y sacaron un reportaje diciendo que yo públicamente denunciaba a Sendero, cosa que nunca lo había hecho, cosa que no lo había hablado con ningún periodista y que yo pedía que se me apoye con seguridad y tales cosas porque ellos me estaban acechando. (67)

Flores también señaló cómo las fuerzas de seguridad —lejos de prestarle seguridad como se pretendía— fueron un factor de mayor inseguridad para ella y contribuyeron a su decisión de retirarse del país:

Un día cuando bajé de una reunión hacia mi casa encontré un tanque y dos policías en mi casa y yo no entendía porqué y me dijeron que era simplemente la seguridad, que el Estado había mandado. Mis hijos estaban desesperados y al ver eso, y creo que Sendero optó por explotar una bomba un poco más allá de mi casa, entonces seguramente ellos creyeron que yo los iba a denunciar o había pedido [protección del Estado] pero no, yo no he pedido, simplemente me lo mandaron y por eso mi padre dijo, ‘qué estan haciendo acá, están haciendo crear más problemas en mi casa', y ellos le respondieron que ‘no tenemos nada que ver' y se plantaron ahí. Entonces cuando yo en el periódico que estaba mi cara, estaba mis declaraciones, estaba mi nombre, yo misma me quedé paralizada entonces tuve que ir a ese periódico y decir ‘o ustedes se rectifican o yo los denuncio porque en ningún momento he dado ninguna entrevista, en ningún momento he dicho esto', -- y me dijeron así, ‘la próxima víctima'. Fueron esos motivos más que mi crisis emocionales se deterioraron un poco y mis hijos al verme de esa manera que estaba traumado opté por salir del país a Uruguay porque estaban mis hermanos ahí, estudiantes de medicina, pues ellos me llevaron y me dijeron que teníamos que irnos porque parecía ni el gobierno ni los grupos armados, los grupos terroristas, respetan a nadie, aquí hay dos fuegos y en el medio estás tu, y fue de esa manera que me retiré por un tiempo.

Muchas otras dirigentas renunciaron sus cargos, mientras otras seguían trabajando pero evitaban todo discurso político. En ese sentido, Sendero había logrado un objetivo clave para sus fines: la desarticulación de la FEPOMUVES. En ese vacío, la vice-presidenta, Pilar Anchita asumió el cargo de presidenta de la organización. Anchita ya había sido señalada públicamente como “filo-senderista” –una persona que tenía simpatía por Sendero, pero que no necesariamente era un militante de la organización. Según una dirigenta alta de la Federación de Mujeres, a pesar de la cercanía y amistad que antes compartían María Elena Moyano y Pilar Anchita:

Cuando empieza la violencia y María Elena todavía estaba viva, ella [Anchita] la cuestionaba, ella la cuestionaba completamente y yo no entendía por qué, pensé que era celos. María Elena me decía que no le hiciera caso, María Elena nunca me dijo, ella me decía simplemente ella lo sabe porque. Ella [Anchita] actuó un tiempo acá como una fiscalizadora muy radical y cuando ya María Elena estuvo muy amenazada ella se alejó de nosotras pero sin embargo accionaba, infundiendo temor, infundiendo una cosa y lo que he visto en ella es el desprestigio constante contra María Elena, así sin piedad. (68)

Pilar Anchita niega toda afiliación con el grupo maoista, señaladando de que sus origen ayacuchana y su cuestionamiento a María Elena y a otras dirigentas por actos de corrupción y clientelismo político eran el motivo por el cual la acusaron de terrorista. (Estas acusaciones fueron hechos publicas por medios de comunicación durante 1992 y 1993.) Anchita fue detenida en 1997 y liberada por falta de pruebas pocos meses después. Puede que Anchita fue “amiga” de Sendero, una que simpatizaba con la organización y buscaba apoyarse en una supuesta afiliación senderista para avanzar sus propios intereses. De hecho, su retórica tuvo muchas similitudes con el discurso senderista, de ataque hacia las dirigentes, acusaciones de corrupción y favoritismo político. Pero también puede que ella jugaba a ese rol porque ella sentía marginalizada y buscaba cierto reconocimiento, y ser amigo o miembro de Sendero Luminoso daba eso. De hecho, ella señala que por ser Quechua-hablante, y de origen ayacuchana, ella tenía poder de convocatoria entre las señoras de los comedores y el vaso de leche, y que ella se sentía utilizada por María Elena y sobre todo por los partidos de izquierda; según ella, los partidos la buscaron para que movilize a las señoras supuestamente de la organización que luego serían copados por los partidarios de la izquierda para sus fines electorales. También se quejó de que la dirigencia municipal no abría espacios para que otros dirigentes fuera de su pequeño núcleo entrara (69).

En todo caso, lo que importa notar es como la presencia de Sendero en Villa El Salvador se superimpuso sobre conflictos pre-existentes. Servió para algunos para avanzar sus posiciones apelando a su supuesta cercanía con Sendero para conseguir sus fines. Y como venimos señalando, Sendero aprovechó los conflictos pre-existentes para exacerbar las tensiones y conflictos, desprestigar la dirigencia local y sus organizaciones, y ganar y copar espacios.

Notablemente, de otro sector también se escuchó la queja de la utilización política de los comedores y el vaso de leche de parte de la FEPOMUVES y de María Elena Moyano en particular. En un focus group llevado acabo con dirigentas de los comedores de origen aprista a mediados de 1994, señalaron que Moyano era una persona sumamente conflictiva que buscaba hegemonizar todos los comedores en Villa El Salvador bajo la Federación de Mujeres, y que su interés en hacer eso fue político: copar el espacio de los comedores para su partido con fines electorales. Esta práctica fue señalada por otros entrevistados, pero es importante señalar que este tipo de clientelismo político era una práctica común entre todos los partidos por igual. Esto, señalaban, era motivo de su “castigo” por parte de Sendero que, de alguna manera, se “justificaba” por sus faltas.

Para esa epoca hubo un cambio importante en el discurso senderista a cerca del papel de los comedores populares. A finales de los años ochenta, El Diario criticaba tajantemente a los comedores populares y el program del vaso de leche como los “amortiguadores” del sistema dominante, que inhibían la “conciencia revolucionaria” del pueblo. Según el propio Abimael Guzmán en la llamada “Entrevista del Siglo”, publicado en El Diario en 1988, estas organizaciones “venderí[an] la revolución por un plato de frejoles”. (70)Ya para inicio de los años noventa, Sendero dijo que no estaba en contra de estas organizaciones sino de los “dirigentes corruptos” que se habían “vendido”. Resulta instructivo comparar dos citas de El Diario , una de 1989 y la segunda de 1992, que ilustran este giro en la actitud senderista hacia los comedores populares:

[L]a denominada autogestión, tesis del más recalcitrante revisionismo, aplicado en nuestro país, específicamente por la IU con el propósito de hacer que las masas no combatan a este Estado terrateniente burocrático y más bien se conformen con paliativos dentro del sistema para dizque, solucionar sus problemas. … Lo mismo ocurre con los ‘comedores populares' y ‘vasos de leche', es decir, hacer que la masa, realizando trabajo gratuito, se conforme con recibir dádivas del ‘centro de ayuda', [sic. las ONGDs] verdaderas agencias del imperialismo y no luche por sus derechos. (71)

  El PCP no está en contra de los ‘comedores populares', el ‘vaso de leche' y los ‘clubes de madres', como malignamente vociferan el genocida vendepatria Fujimori, AP, APRA, IU, MAS, PUM, IS, UDP, MRTA y toda la prensa reaccionaria. Pero sí estamos en contra de aquellos contrarevolucionarios que salen en defensa del viejo Estado y su orden de explotación y opresión....Estamos encontra de aquellos que trafican cxon las reivindicaciones populare.... Estamos en contra de aquellos que quieren hacernos eternamente pobres para eternamente recibir ‘caridad', ‘lástima', ‘ayuda' y ‘filantropia' de los ricos del país y el extranjero a través del [sic] ONGs. los que sólo entgregan migajas y deshechos de las grandes riquezas que extraen de la sangre y sudor de nuestro pueblo. (72)

De este modo, Sendero no sólo buscaba controlar a la Federación a nivel de la dirigencia, sino también ganar simpatizantes entre las filas aprovechando los conflictos existentes dentro de la organización. Al igual que en el Parque Industrial, Sendero buscaba aprovechar los conflictos existentes y agitar sobre ellos para ganar espacio y copar las dirigencias. Temas tales como los estilos de liderazgo (mayor o menor niveles de autoritarismo, de marginalización a otros dirigentes, de manipulación y clientelismo política, de favoritismo) y el manejo de los recursos y de las donaciones recibidas fueron utilizados para tales fines. En particular, explotaba el tema del manejo de los recursos y la corrupción en organizaciones como la Federeción de Mujeres, ya que en general carecían de claros mecanismos de control y administración de los recursos, así como de mecanismos de rendición de cuentas y de investigar y castigar a personas acusadas de corrupción, lo cual despertaba la suspicacia de malos manejos—aún cuando no existía evidencias reales para sostener tales acusaciones. La literatura sobre los comedores populares y otras organizaciones populares tienda a no reconocer estos problemas, pero algunos estudios sugieren de que en el caso de las organizaciones femininas, por ejemplo, existía una debilidad institucional que creaba la oportunidad para que las prácticas de corrupción, favoritismo y clientelismo aflorecieran. (73) Esto fue indudablemente exacerbado por el contexto de crisís económica, que incrementó las sospechas de aquellos que, como los dirigentes populares, miembros de los gobiernos locales, y activistas de las ONGDs, contaban con acceso a recursos y que los usara a beneficio propio. (74)

(61) Entrevista, junio de 1994.

(62)La República , 19 de febrero de 1992.

(63) Entrevista personal, diciembre de 2002.

(64) Entrevista, marzo de 1994.

(65) Entrevista, abril de 1994.

(66) Entrevista, diciembre de 2002.

(67) Entrevista personal a Ester Flores, 14 de diciembre de 2002.

(68) Entrevista personal, diciembre de 2002.

(69) Entrevista, diciembre de 2002.

(70)El Diario , 1988.

(71)El Diario , No. 551, 1989.

(72)El Diario , No. 620, 1992.

(73) Véase, por ejemplo, a Delpino (1991).

(74) Véase a López Ricci (199TK) y Burt y Espejo (1995).

La batalla por la CUAVES

La muerte de María Elena Moyano tuvo fuertes repercusiones en todo el distrito. La Mesa por la Paz y Desarrollo se desarticuló, aunque Johny Rodríguez y sus aliados cercanos continuaron denunciando a Sendero Luminoso y a los grupos dentro de Villa El Salvador que supuestamente se habían aliado con ellos. Criticaban en particular a la dirigencia de la CUAVES por su “complicidad” con Sendero –que mostraría poco después un nivel de influencia importante en lo que era la organización central de Villa El Salvador— y por su negativa en denunciar a Sendero por el asesinato de María Elena Moyano. Filadelfo Roa, quien llegó a ser presidente de la CUAVES luego de una asamblea extraordinario que removió al presidente actual, Roque Quispe, miembro del UNIR y quien estaba en discusiones con María Elena Moyano para ir con ella a las elecciones municipales como teniente alcalde, se rehusó a firmar un documento que condenaba a Sendero por el asesinato de Moyano. Se intentó entrevistar a Roa pero no fue posible, pero otros dirigentes altos de la CUAVES explicaron qué decidió no firmar el documento.

Por un lado, según un dirigentes de la CUAVES, no había mucha simpatía con María Elena Moyano por su tendencia política y por la forma en que ella actuaba hacia la CUAVES. La Asamblea Extraordinaria fue llamado por los sectores cuavistas y con el apoyo implícito de miembros locales del MRTA y Sendero para dar de baja a Roque Quispe por su decisión de desconocer una votación de la CUAVES de no aceptar el pago del autovaluo. Según Quispe, María Elena Moyano movilizó las mujeres de la Federación para ir a la CUAVES en apoyo a Quispe; habrían tirado piedras al local donde estaban reunidos para mostrar su desacuerdo con lo que consideraban una toma de la CUAVES por los sectores radicalizados en alianza con Sendero (y el MRTA). Según un alto dirigente de la CUAVES de aquel epoca:

Yo te voy a decir con mucha franqueza, te voy a decir primeramente que a mi me enseñaron a que nunca hay que hablar mal de los muertos, no. Hasta ahora no hemos visto un muerto malo ,todos los muertos son buenos, hasta los más grandes criminales. Sin embargo yo te voy a decir que yo conocí, no he sido amigo íntimo pero la he conocido personalmente desde la tienda de lo político e institucional. No es cierto que María Helena es la expresión de liderazgo en Villa el Salvador, no es cierto . Es para el segundo, o parte del segundo [sector], parte del tercero, sobre todo para el sector femenino que está ligado al sistema de vaso de leche, está ligado a los comedores pero no a la organización vecinal . En el caso de primer sector, pese que en el primer sector la mataron, en el premier sector no ha sido una compañera que ha gozado simpatía. La razones son varias que me da pena decirlas . La compañera se enfrentó contra la CUAVES . Ella llegó con un grupo de gente y apedreó el local , ayudó a apedrear el local de la CUAVES, se rompió los eternies, y con la gente que llevó a las invasiones enfrentó y golpeó a muchos dirigentes con las estacas de los lotes que estaban invadiendo. Es cierto que ha sido una mujer valiente…ha sido una mujer de lucha , que es una mujer para debatir , es cierto. Con el sector femenino, con el sector que ha estado ligado a la federación ocular de mujeres ha sido muy solidaria ,es cierto, muy reconocida. Yo no le quito meritos. Que ha sido una compañera que enfrentó en el caso pero por presión política , y eso no lo saben mucho…. Yo estoy diciendo la verdad de que la compañera [Moyano] agredió dos veces con los compañeros…. Entonces era candidata a la alcaldía , con esa gente en plena asamblea en la CUAVES vienen la primera noche y nos apedrean el local, rompen los eternits. La segunda noche no solamente apedrean sino que nos bajan la luz y entran e interrumpen el local, y entran con los palos, agreden a hombres y mujeres…. Esos son los actos que dio tanto resentimiento…. (75)

CUAVES no firma documentos con otras instituciones; estaban redactando su propio documento en donde rechazaban actos de violencia. Además el documento que presentaban tenía un fin político que beneficiaban a los grupos en el poder local.

[L]a CUAVES no es co-firmante de ningún documento. La ACUAVES firma sus propios documentos…..

El documento que trae es un documento político, y estaba redactado dentro de los lineamientos que tenían los partidos de izquierda, y nosotros habíamos elaborado un documento dentro de la concepción de Villa el Salvador como organización.

Por miedo ya que Sendero presionaba.

[E]s cierto que Sendero presionaba, presionaba duro. Y es cierto que el temor puro ha sido más fuerte en la CUAVES y que [Roa] no lo puede [firmar] porque Sendero lo estuvo presionando, muy fuerte, eso es cierto. Estuvo presionando e incluso estuvo en contra de que la CUAVES pudiera sacar un documento [denunciando la muerte de Moyano].

La CUAVES ejercía una labor cotidiana abierta, en un local abierto en que todo el mundo entraba. La CUAVES no tenía seguridad, en la CUAVES ningún dirigente tenía seguridad, no tenía vigilancia, no tenía control, nada. Y entonces Sendero entraba y salía como cualquier dirigente…. Había un amedrentamiento de Sendero contra los dirigentes con nombres propios. Entonces tú ocupas un cargo, tú también tienes problemas. (76)

En una entrevista a la revista Sí, Roa afirmó de que en última instancia, Michel Azcueta era responsible de la muerte de María Elena Moyano por haberla “manipulado”. (77) La CUAVES comenzó a criticar más abiertamente a la dirigencia izquierdista del gobierno municipal. Para entender la pugna entre la CUAVES y Azcueta y los sectores de izquierda cercana a él, hay que remontarse a los inicios de los años ochenta, cuando Azcueta lidió el movimiento para establecer a Villa El Salvador como un distrito municipal independiente. Como señalara un dirigente alto de la CUAVES:

Nosotros en la CUAVES nos opusimos a la distritilización de Villa, los cuavistas nunca estuvieron de a cuerdo a que Villa El Salvador fuera un distrito… por que no queríamos que parte de la estructura del estado estuviera en nuestras propias casas, porque irrumpía y entorpecía el proceso de desarrollo político. … Nosotros el temor que teníamos [al formarse el gobierno municipal] es que nos vaya a sobrepasar, que nos vaya a imponer, que nos vaya dominar. Entonces nosotros qué queríamos… considerábamos que la comunidad en su conjunto con su sabiduría, como la madre de familia tiene dos hijos y a cada hijo le da una diferente especialización para hacer la misma cosa, velar por sus intereses de madre, entonces elige una autoridad municipal para que maneje el eje, para que maneje el presupuesto, pero también elige un dirigente vecinal para que custodie intereses y para que se de una democracia y para que haya una dinámica constante, pero que esos dos son para que pasen igual, para que se pongan de acuerdo. Uno va poniendo lo legal, lo formal; el otro va poniendo lo popular y todo es fuerza popular... [N]inguno de los dos pudiera estar al margen del otro, tomando decisiones de cualquier naturaleza, de cualquier proyecto o programas que hayan acuerdos, no? , para aprovechar los pocos recursos que se puedan tener, aprovechar lo mejor… Entonces ese es el primer acto que se hace con el acta de compromiso [entre el gobierno municipal y la CUAVES]. Lamentablemente el compañero Michel [Azcueta] no la respetó acá. Sin embargo fue una carta de presentación para fuera. La publicitó enormemente Yo tengo muchos documentos que me han hecho llegar un amigo de afuera donde habla maravillas; sin embargo, acá nunca respetó esa acta y nunca concertó con los dirigentes . Entonces vino de ahí un enfrentamiento lamentablemente porque la Izquierda se cerró mucho en parte de la estructura del Estado, de la municipalidad, quiso potenciar mucho al municipio y eso debilitó [a la CUAVES].

Había, entonces una diferencia conceptual entre los que se alineaba con la visión de los dirigentes “cuavistas” que se opusieron a que la izquierda trabaje desde el Estado hacia el cambio social y quienes querían trabajar únicamente desde la organización social. Pero había también una pelea política para el poder en el distrito, que a través del tiempo también se convertió un una pelea personal entre los dirigentes máximos de cada sector. Efectivamente, los dirigentes de la CUAVES—que se conocerían como los “cuavistas”—consideraban desde mediados de los años ochenta de que los dirigentes de IU en el municipio buscaban hegemonizar el espacio político en el distrito a costa suya. Para los dirigentes “cuavistas”, lo único que buscó la IU al ayudar con la formación de nuevas organizaciones sociales en el distrito, tales como la FEPOMUVES, la APEMIVES y la Coordinadora Juvenil, era marginalizar a la CUAVES. En realidad hacia finales de los años ochenta, cuando se venía hablando de los “nuevos movimientos sociales” que venían desplazando a los movimientos tradicionales como los sindicatos y las barriales, se buscaba la integración de aquellas organizaciones dentro de la CUAVES, pero los dirigentes de ésta se negaron a aceptar su incorporación y participación en la organización vecinal. Según los cuavistas, buscaban interferir en la organización comunal y alterar su significado. Los grupos vinculados a IU argumentaban de que lo vecinal ya no era la única forma de organización en el distrito, y que las nuevas circunstancias dio lugar a nuevos tipos de organización como la feminina y el juvenil y que CUAVES, como organización que supuestamente representaba al distrito, tenía que dar cabido a estos grupos. Los dirigentes de la CUAVES se negaban, aduciendo de que cabía dentro de lo comunal representación para tales grupos (cada grupo podría tener su secretaria de género y de juventud, pero sumarse bajo la organización comunal en vez de estar organizados en grupos independientes). Los dirigentes de la CUAVES sentían de que su espacio político y social estaba siendo usurpado por los partidos de IU; los militantes y líderes de IU comenzaron a ver a la CUAVES como una organización congelada en el tiempo que no se abría a los nuevos tiempos y a las nuevas demandas de la sociedad. En la medida que el poder de la IU se iba consolidando en el distrito desde el municipio, la brecha entre los dos grupos políticos—los izquierdistas independientes agrupados en la CUAVES, y los izquierdistas de la IU—y las dos instituciones—la CUAVES y el municipio—se iba acrecentando.

Desde ahí no fue un paso muy largo para que un sector de los grupos radicalizados dentro de la CUAVES hicieran alianzas con los grupos alzados en armas para formar un frente común contra la IU y el municipio. Dirigentes de izquierda no vinculadas a partidos políticos se sentían aislados y cuando tanto el MRTA como Sendero comienzan a buscarlos para escuchar sus opiniones y apoyar a sus ideas y preocupaciones, sienten una suerte de apoyo para ayudarles en su antigua lucha en contra de la IU y el gobierno municipal; otros sienten que puedan lograr avanzar sus objetivos personales y políticos con una alianza con esos grupos. Como manifestó un dirigente importante de la CUAVES:

Los otros dirigentes los que no tienen partidos que no tienen ya partidos entonces que hacen allí, te encuentras con Sendero o te encuentras con el MRTA, son los únicos que te pueden respaldar, te pueden apoyar, que te escuchan, pero sabes que tu en algún momento eres un tonto útil por que a lo mejor te estan aprovechando al acercarte pero no para impulsarte a ti como líder salvo que te conquisten y te capten, si no te están utilizando y en esos momentos comienza la lucha entre esos dos por querer copar la CUAVES.

Efectivamente, algunos dirigentes dentro de la CUAVES optaron por formar una suerte de alianza táctica con Sendero y con el MRTA (aunque varios de ellos mostraron una simpatía más abierta con el MRTA) para hacer un frente “unido” contra un enemigo que tenían en común: la izquierda legal que venía manejando el gobierno municipal desde hace una década. Algunos por pragmatismo, y otros por convencimiento, establecieron una alianza bajo la noción que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Sin duda la CUAVES había experimentado un proceso de declive institucional y su rol político y social dentro de Villa El Salvador se había degenerado a lo largo de los años ochenta –como sugerió un dirigente de la CUAVES, la CUAVES cumplió un rol histórico en un momento pero que esta etapa ya se cerraba a inicios de los años ochenta. Sin embargo, simbólicamente la CUAVES seguían teniendo importancia dentro y fuera de Villa El Salvador, y la capacidad de Sendero (y de menor medida, del MRTA), de ganar influencia dentro de la organización cuestionaba no sólo la idea de que una comunidad organizada no podría ser penetrada por Sendero Luminoso, sino la efectividad misma de la izquierda como proyecto político y social. Sendero fue habíl en canalizar el resentimiento de grupos descontentos, como fue el caso con ciertos sectores de dirigentes de la CUAVES. Sendero se mostró sumamente pragmático en establecer alianzas con grupos diversos que, a su vez, consideraban que Sendero podría promover sus objetivos de largo plazo, como señala el dirigente arriba citado. Parecería que Roa y la gente alrededor suyo no fueron ‘filo-senderistas', como algunos los acusaron de ser, sino que habían sido radicalizados, estaban tajantemente opuestos a los grupos de izquierda en el poder local, y decidieron aliarse tácticamente con Sendero para desprestigiar a la dirigencia municipal. Algunos, sin embargo, si mostraron una actitud de simpatía hacia el MRTA. Un segmento de los llamados cuavistas simpatizaron abiertamente con el MRTA—tal como me lo señaló un alto dirigente de la CUAVES que entrevisté en diciembre de 2002—:

Existe mi simpatía ….. que si los compañeros de izquierda están en el aparato del estado y no ayudan a fortalecer conciencia y mas bien están incorporando a institucionalizar la demanda de los pobladores entonces les teníamos que decir que tenemos que fortalecer y seguir trabajando fortalecer los tejidos en las organizaciones populares para hacer sus demandas y hacer que tengan mayor impacto y mayor atención y para que las representaciones del estado se pongan de igual a igual con pueblo y no se pongan por encima del pueblo. Entonces por eso es que yo en ese tiempo si he mostrado mi simpatía por que todavía no se daban los hechos que se dieron después. Yo mostraba siempre una simpatía por el MRTA con quien nunca he tenido confrontaciones muy fuertes, las he tenido pero no muy fuertes…. En ese tiempo muchísima gente mucha gente yo conozco mucha gente que abiertamente podía decir bueno pues yo respaldo esto, por esto…. Son frustraciones históricas que al final en un momento dado con un grupo tal con esos puede haber soluciones. (78)

Y una joven que trabajaba cerca a la CUAVES y que militó en el Bloque Popular Revolucionario también contó de su simpatía hacia el MRTA:

Por supuesto, la Cuaves nace como un proyecto socialista en sí, y yo creo que a diferencia de Sendero Luminoso el MRTA hizo suyo el proyecto de la Cuaves, el de poder popular, a diferencia de Sendero que quiso hegemonizar la Cuaves como un punto de referencia de repente a su trabajo. A Sendero no le importaba si la Cuaves como proyecto seguía, a diferencia del MRTA que si apostaba por ejercer la Cuaves como el proyecto mismo de ellos y ellos si participaban en el quehacer diario de la Cuaves como también lo hacía la gente de Izquierda Unida con el mismo proyecto también, pero de repente las formas que utilizaron fueron distintas porque ya en los años 90 tanto el MRTA como Sendero hacían presencia en las asambleas, ellos entraban a las asambleas encapuchados, repartían, daban su mensaje y yo pienso que fue así que el MRTA respetó la organización siempre, a diferencia de Sendero que sí Sendero atropellaba y pienso que ellos apostaban al proyecto de la Cuaves a diferencia de Sendero que no.

Sobre todo yo he admirado el respeto que tuvieron [el MRTA] a la organización, el respeto que tuvieron al espacio vecinal y el apostar también por el proyecto de CUAVES es lo que de repente me ganó la admiración. Porque conocí también mucha gente y compartí de repente en algunos momentos que era gente preparada, no era gente común, no era gente cegada, era gente con la cual tu podías conversar y te abrían de repente la visión de las cosas, no era gente que te imponía su idea, era gente que te escuchaba y que a la vez tu podías compartir un momento de conversación, por eso de repente y como repito la manera como actuaron, si bien es cierto después en el distrito hubo algunos atentados que se les atribuyeron y que no fueron de mi agrado, recuerdo que en esa época en el 1991 mataron a un dirigente que se apellidaba … Sosa creo que era, con esas cosas claro yo nunca compartí. (79)

Se está referiendo al asesinato a Andrés Sosa, un dirigente del Bloque Pouplar Revolucionario, supuestamente asesinado por un comando del MRTA el 24 de enero de 1992 en Villa El Salvador.

Esta alianza táctica se hizo evidente poco después de la muerte de Moyano. En marzo de 1992, el comité ejecutivo de la CUAVES y el “Comité de Lucha Distrital” –un grupo de fachada senderista— movilizó a cientos de personas para que protestaran contra el gobierno municipal. Exigieron la destitución de Johny Rodríguez como alcalde “por promover la militarización de Villa El Salvador” (después del asesinato de Moyano el Ejercito peruano, aparentemente sin consultar el gobierno local, estableció una base militar dentro de Villa El Salvador, cerca al Parque Zonal y Pachacamac); también demandaron que se declarara persona no grata a Michel Azcueta. El contingente más grande era de Pachacamac, donde Sendero había sentado su presencia al agitar sobre otro conflicto viejo sobre la tenencia de terrenos. Regresaremos a ese tema en más detalle abajo.

Sin embargo, Sendero si había logrado captar dirigentes a nivel de base de la CUAVES. Esto fue evidente en 1991, cuando logró movilizar el apoyo de dirigentes de ciertos sectores de Villa El Salvador y, en alianza con el sector de los cuavistas y del MRTA, para obligar la salida de Roque Quispe como secretario general de la CUAVES. lo fue también en agosto de 1992, cuando logró copar la VI Convención de la CUAVES. Pero antes de entrar a esa tema, nos detenemos para hablar sobre el caso de Pachacamac, para evidenciar como es que Sendero logró moverse a nivel de base en los distintos grupos residenciales, sobre todo en las zonas perifericas del distrito, para luego poder infiltrar a la CUAVES y, en general, constuir una presencia importante en Villa El Salvador.

(75) Entrevista, diciembre de 2002.

(76) Entrevista, diciembre de 2002.

(77) Sí, 6 de abril de 1992.

(78) Entrevista, diciembre de 2002.

(79) Entrevista, diciembre de 2002.

Pachacamac: Levantando las reivindicaciones de la población

Pachacamac era el cuarto sector de Villa El Salvador. Parte del sector había sido tomado durante el gobierno de Fernando Belaúnde (1980-85) para la creación de una zona urbana distinta al patrón del resto de Villa El Salvador. A pesar de haber construido conjuntos habitacionales en la zona, nunca fueron adjudicadas y se quedaron abandonados hasta 1989, cuando diferentes grupos movilizaron invasiones para apropiarse de los terrenos. Según varios observadores y particpantes en este proceso, militantes de Sendero estuvieron presente en estas invasiones, sobre todo en ciertas zonas nuevas y muy pobres de Pachacamac donde lograron copar dirigencias y crear comités de apoyo. Pachacamac habría sido para Sendero una zona de refugio y entrenamiento; observadores locales afirmaron de que realizaban marchas y ejercicios militares en esta zona en la madrugada o hacia el anochecer.

Pero era evidente que Sendero también buscó crear una suerte de base de apoyo en Pachacamac. Para ello, levantó las reinvindicaciones de la población; específicamente, el reclamo de los invasores a los títulos de propiedad de los terrenos que habían tomado. El gobierno central tenía la capacidad de decisión sobre el tema, ya que la agencia gubernamental, ENACE, tuvo control sobre el sector urbanizada de Pachacamac. Los dirigentes de Pachacamac solicitaron la ayuda del gobierno municipal para la obtención de los títulos de propiedad, pero con el gobierno central en pleno decaimiento, no hubo respuesta estatal a los demandas locales. La situación seguía sin solucionarse cuando ocurrió el asesinato de María Elena Moyano, y el Ejercito Peruano decidió establecer una base militar en la zona de Pachacamac. Eso despertaba miedo en los pobladores a una represión indiscriminada en contra de ellos, un miedo aprovechada y azuzado por Sendero Luminoso. Lograron convencer a muchos en la zona de que el alcalde había invitado al Ejercito a la zona para expulsarlos de sus terrenos (aunque no siempre, el Estado frecuentemente recurrió a la expulsión violenta a las invasiones de terrenos), y logró movilizar una marcha masiva al sede del gobierno municipal denunciando el alcalde y la supuesta “militarización” de Villa El Salvador. Esta marcha hizo evidente el trabajo político de base realizado por Sendero en la zona de Pachacamac. Los dirigentes municipales intentaron ir a Pachacamac a sentar su presencia y a retar a Sendero, pero fueron atacados a balazos y tuvieron que huir de la zona. Mientras Pachacamac les servía a Sendero como “zona de refugio” y aparentemente como lugar de entrenamiento de sus militantes, también buscaron coger a Pachacamac como una zona “liberada” en donde ellos ejercía un control casi total sobre la población. Habrían logrado ese nivel de control al meterse dentro de las invasiones iniciales en la zona y contralando a los pobladores: si no asisten las reuniones o a las movilizaciones se les quita el lote. Cómo señala un dirigente político de Villa El Salvador:

Hay un mecanismo de coacción. El que no va a las reuniones y no cumple le declaran en blanco el lote y se van, entonces ahí hay un mecanismo de coacción que es muy eficaz, por ejemplo en las marchas toman listas, dos o tres faltas y lo sacan del lote, entonces ellos [Sendero] llegan a mantener ese control. (80)

El nivel de control ejercido por Sendero en Pachacamac se haría evidente también unos meses más adelante, cuando, a través del control de los dirigentes de Pachacamac, y haciendo alianzas con grupos descontentos como los cuavistas, Sendero logró copar la VI Convención de la CUAVES en agosto de 1992.

La presencia del Ejercito en Villa El Salvador y el mayor despliegue de agentes de seguridad y de inteligencia, combinado con el avance senderista y el miedo que ello, y su violencia contra dirigentes de la zona, despertaba, infundió temor en la población. Muchos activistas de base comenzaron a alejarse de la vida pública y evitar participar en cualquier actividad que pudiera comprometerlos. A eso contribuyó también el autogolpe del 5 de abril de 1992, en el cual el entonces presidente Alberto Fujimori cerró en Congreso y suspendió la Constitución con el apoyo de las fuerzas militares. Hacía revivir el temor de la represión de parte de los dirigentes populares en el distrito, y minaba los esfuerzos locales de crear puentes entre el Estado y la sociedad para enfrentar la violencia senderista.

Unos días después del autogolpe, Sendero lanzó una fuerte ofensiva en Lima. Un potente ómnibus-bomba fue lanzada contra la fachada de la municipalidad de Villa El Salvador, destruyendo parte de ella, la comisaría, el Centro de Comunicación Popular (una ONG creada por Azcueta para promover la educación popular) y decenas de casas colindantes. Un oficial de la policia murió en el atentado y varios otros resultaron heridos.

(80) Entrevista, diciembre de 2002.

La VI Convención de la CUAVES

El nivel de influencia que había logrado tener Sendero Luminoso en Villa El Salvador era cada vez más evidente, pero el control que ejercía sobre la VI Convención de la CUAVES, realizada a finales de agosto de 1992, sorprendió a todos los observadores. Para entender cómo se llegó a tal situación es importante revisar lo que había venido pasando dentro de la CUAVES.

La influencia de Sendero Luminoso en la CUAVES se hizo evidente en 1991, cuando un sector de los llamados “cuavistas”—mucho de ellos simpatizantes con el MRTA—forjaron un a alianza táctica con los dirigentes simpatizantes con Sendero para remover al secretario general de la organización, Roque Quispe. Quispe, un militante de la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR), había sido elegido secretario general de la CUAVES con el respaldo de los dirigentes vinculados al PMR, el partido de Azcueta y el alcalde en aquel entonces, Johny Rodríguez. A pesasr de que el MRTA y Sendero en realidad disputaban el control de la CUAVES entre sí, primero se pusieron de acuerdo, con los “cuavistas”, para remover a Quispe de la secretaría general de la organización. El subsecretario de la CUAVES, Filadelfo Roa, tomaría el control de la organización, una victoria para el sector ‘cuavista' y, aparentemente, el MRTA. Pero dentro del año Sendero había copado a la organización, como se verá más adelante.

En una asamblea de la CUAVES en 1991, el gobierno municipal presentó una propuesta sobre las prioridades de inversión del impuesto predial, o autovalúo, que se cobraría en aquel año. En esta reunión, los grupos radicales—los ‘cuavistas', con el apoyo implícito de los dirigentes del MRTA y de Sendero—presentaron una moción afirmando que dada la situación económica el municipio no debería cobrar el impuesto. Los dirigentes del UNIR y PMR argumentaron de que una ley nacional amparaba el cobro del impuesto y que la reunión se trataba únicamente de decidir las prioridades de inversión de los impuestos una vez recaudados. Además, argumentaron, el impuesto era escalada según el tipo de vivienda, lo cual significaba que las familias más pobres pagarían menos impuestos que las familias mejor situadas. Sin embargo, en un contexto de hiperinflación, estancamiento económico, y caída real de los salarios, la propuesta de los grupos radicales de no cobrar el impuesto predial se hizo popular entre muchos dirigentes que participaban en la asamblea, muchos de los cuales no tenían vínculo alguno con los grupos radicales ni con los grupos alzados en armas. Consideraban que para las familias que ellos representaban a nivel de sus grupos residenciales, el no cobro del impuesto predial sería bien visto debido a la situación económica. La propuesta del no pago al autovalúo fue aprobada. Los grupos radicales habían logrado cambiar la agenda de la reunión a discutir las prioridades de inversión de los fondos una vez recaudados, a una que efectivamente desconocía el poder del municipio de cobrar el autovalúo a pesar de estar amparado por la ley de municipalidades de hacerlo.

El alcalde, Johny Rodríguez, se reunió con el secretario general de la CUAVES, Roque Quispe, y se acordó volver a llevar a consulta la propuesta municipal. En la nueva votación, se desconoció el voto anterior, y se aprobó una escala de pagos mínima. Una semana después, los sectores que encabezaron la propuesta del no pago al autovalúo, liderado por Filadelfo Roa, del sector de los “cuavistas” y sub-secretario general de la CUAVES, convocó a una asamblea de dirigentes para destituir a Quispe por haber desconocido una votación de la asamblea. Lograron su fin: mediante votación se destituyó a Quispe de su cargo, y Roa asumió el cargo de secreterio general de la CUAVES. Para los dirigentes cercanos al municipio, este episodio demostró la colusión de Roa y sus aliados con Sendero Luminoso. Poco después vino el asesinato a María Elena Moyano; cuando Roa rehusó a firmar un documento denunciando el asesinato, confirmó para aquellos que Roa había establecido una alianza con Sendero para sus fines propios.

Es importante explayar sobre el trasfondo de esta situación para entender cómo la violencia política se superimpusó sobre conflictos ya existentes dentro de Villa El Salvador. Efectivamente, algunos grupos aprovecharon el contexto de miedo y consternación por la violencia para avanzar sus intereses políticos y personales. Establecieron alianzas con el MRTA y con Sendero para hacerle frente al municipio. Cómo lo señaló un dirigente de la corriente “cuavista” que participó cercanamente en estos eventos:

La mayor parte de los cuadros [de la izquierda] entran al proceso electoral [en 1980], a los municipios en todos los distritos, a nivel nacional. La mayoría de gente empieza a legalizarse, los partidos se empiezan a legalizar, comienzan a filiarse, a crearse partidos tras partidos, y se dividen y se dividen, y los otros dirigentes los que no tienen partidos que no tienen ya partidos entonces qué hacen allí. Te encuentras con Sendero o te encuentras con el MRTA, son los únicos que te pueden respaldar, te pueden apoyar, que te escuchan, pero sabes que tu en algún momento eres un tonto útil por que a lo mejor te estan aprovechando al acercarte pero no para impulsarte a ti como líder salvo que te conquisten y te capten, si no te están utilizando. Y en esos momentos comienza la lucha entre esos dos [el MRTA y Sendero] por querer copar la CUAVES. (81)

Existían fuertes tensiones entre los dirigentes de izquierda conocida como la “corriente cuavista” y el sector de izquierda entorno a la figura de Michel Azcueta que participaba en la Izquierda Unida y que buscó asentar su poder en el distrito desde el municipio. (82) Cuando se formó el gobierno municipal, los cuavistas temían que éste no respetara la autonomía de la CUAVES y sus papel como la principal organización comunal de Villa El Salvador. El primer acto de gobierno de Michel Azcueta al asumir la alcaldía en 1984 fue firmar el “Acta de Compromiso” entre el municipio y la CUAVES, que afirmó que “ley comunal es ley municipal”, estableciendo en teoría que el municipio no sólo respetaría la autonomía de la CUAVES sino que reconocería su los acuerdos de la CUAVES sería respetadas y apoyadas desde el municipio.

Sin embargo, los conflictos entre la CUAVES y el gobierno municipal sobre cuestiones de poder, proyectos sociales y políticos, el manejo de recursos, y rivalidades políticas y personales fueron surgiendo a medida que la influencia del municipio iba acrecentando. Desde el municipio, la IU ayudó la formación de diversas organizaciones como la APEMIVES, buscó potenciar organizaciones como la FEPOMUVES, y en buen medida gracias a los contactos internacionales de Azcueta, obtenía recursos de la cooperación internacional para proyectos de desarrollo en el distrito. Un conflicto importante se dió en 1988 cuando las nuevas organizaciones sociales como la FEPOMUVES y la APEMIVES llevaron una propuesta a la CUAVES para que sean incorporados como miembros de la organización comunal, pero ésta se negó a aceptarlos. Fue en este contexto que Sendero Luminoso y el MRTA comenzaron a actuar más políticamente en el distrito. Sendero manipuló estas rivalidades con astucia, forjando alianzas con los sectores dentro de la CUAVES que veían a los sectores vinculados al municipio con mucho recelos. Establecer una alianza con los cuavistas (a pesar de sus simpatías con el MRTA, otro grupo que Sendero repudiaba por su “revisionismo”) contra un enemigo común –los “revisionistas” de la municipalidad—les permitiría a Sendero “agudizar” las “contradicciones principales” dentro del distrito, deslegimitar a IU y destruir el modelo de ciudad alternativa que Villa representaba para la izquierda legal peruana.

El Sexto Convención de la CUAVES, llevado acabo en agosto de 1992, fue esencialmento copado por Sendero Luminoso, tal como se demuestra al leer el documento final de esa reunión. Ataca abiertamente a la municipalidad como parte del “Estado podrido y caduco” y exige su desactivación. Exigía además el retiro de las fuerzas armadas (que aún mantenía una base militar en Pachacamac), las rondas urbanas, las ONGs y ciertas empresas privadas, y la derogación del impuesto predial. Demandaba de que toda asistencia técnica y finaciera de la cooperación internacional fuese canalizada a través de la CUAVES por ser la organización más representativa de la comunidad. El documento original incluía una lista de nombres de varios dirigentes a ser “liquidados”, pero esta lista no fue incluida en el documento final. (83)Menos de la mitad de los 500 delegados que normalmente participan en las convenciones de la CUAVES participaron; algunos no lo hicieron por miedo, mientras que los delegados ligados al PMR, MAS y el PUM se abstuvieron a particpar para no darle legitimidad. Argumentaban que Sendero había tomado control de la CUAVES y que la Convención estaba siendo manipulada por ellos. De hecho la Convención carecía de legitimidad y para muchos en Villa El Salvador la CUAVES dejó de tener resonancia política, aunque seguía siendo una referencia símbolicamente significativo para el distrito. Por ello el copamiento de la CUAVES y de la sexta convención era una victoria simbólica para Sendero Luminoso ya que demostraba que habían logrado cierto nivel de influencia dentro de Villa El Salvador y sus organizaciones. Esto repercutía no sólo dentro de Villa El Salvador sino también a nivel nacional, ya que demostraba como Sendero Luminoso iba extendiendo su influencia en las barriadas de Lima y, supuestamente, como iba disputándole espacio político a la izquierda legal.

Concluida la sexta convención, el gobierno municipal denunció públicamente a la dirgencia de la CUAVES por estar coludido con Sendero Luminoso, y rehusó reconocer la legitimidad de la VI Convención y a la dirigencia de la CUAVES. (84) A su vez, unos cuarenta miembros de base de la CUAVES emitieron un comunicado conjunto, señalando su negativa de reconocer la dirigencia de la organización comunal y su intención de renovar la organización desde las base. Esto en particular fue un acto de resistencia importante. Sendero ya había asesinado a María Elena Moyano y había copado la VI Convención de la CUAVES. Firmar un documento público desconociendo la CUAVES en este contexto significó poner su vida en riesgo. Sin embargo, el daño mayor ya estaba hecho: deslegitimó a la CUAVES y la mayoría de los dirigentes se replegaron por miedo a las represalias no sólo de parte de Sendero sino también del Estado. Si bien el sentimiento popular en Villa El Salvador todavía reconocía a la CUAVES como una organización “histórica” del distrito, la organización y sus dirigentes ya no se consideraban como actores significativos.

Esto sucedió paralelamente al auge senderista en el Parque Industrial. Luego de la elección de Huarcaya como presidente de la APEMIVES, la cooperación internacional cortó sus programas de asistencia técnica y financiera con el Parque. El gobierno también se retiró, dejando que todo el proyecto colapsara. Sin embargo, Sendero Luminoso había alcanzado sus objetivos en ambos casos. Demostraron que eran más hábiles en el nivel de la política de lo que se imaginaba, ya que lograron forjar alianzas con ciertos grupos que les permitía ejercitar influencia en ambas organizaciones. Pero tanto en el caso de la CUAVES como la APEMIVES (y el FEPOMUVES), el objetivo de Sendero no era tomar control de estas organizaciones, sino infiltrarlas y utilizarlas para sus propios fines: destruir el proyecto izquierdista de autogestión que estas organizaciones representaban, ampliar su influencia en el distrito y, finalmente, provocar la represión militar para obligar a la población a tomar posiciones (no dudaban de que se unirían con la causa de la guerra popular). En su lógica de “profundizar las contradicciones”, Sendero buscó agudizar los conflictos sociales y así generar mayor polarización para acelerar el supuesto triunfo de su “guerra popular”.

(81) Entrevista, diciembre de 2002.

(82) Véase a Tuesta (1989) para una detallada descripción de la rivalidad entre la CUAVES y el gobierno municipal.

(83) “Acuerdos de la VI Convención de la CUAVES”, mimeo, 30 de agosto de 1992.

(84) Véase el comunicado de prensa emitido por el gobierno municipal publicado en El Expreso el 31 de agosto de 1992.

VII. CONCLUSIÓN

En última instancia, la actuación política de Sendero en Villa El Salvador (y en otras barriadas en Lima) estuvo íntimamente ligada con su percepción del colapso inminente del Estado peruano y a su estrategia global de confrontación y provocación para acelerar dicho momento y, presumimblemente, su victoria final. Todo esto quedó truncado el 12 de septiembre de 1992, cuando el DINCOTE arrestó al líder principal de la organización senderista, Abimael Guzmán.

La sorpresiva captura de Guzmán y otros altos dirigentes de la organización senderista produjo un cambio radical en el equilibrio de fuerzas tanto a nivel del país como en los contextos locales. Probablemente por primera vez en doce años de violencia política, el Estado y las fuerzas armadas tenían la ventaja estratégica. Aunque Sendero Luminoso seguío llevando a cabo campañas militares significativas en los meses que seguieron a la captura de Guzmán, dentro de un año el ámbito e intesidad de sus operaciones militares decrecieron significativamente.

Sin embargo todavía habían hechos de violencia política en Villa El Salvador sobre todo en el contexto electoral en 1993. Dos candidatos a la alcaldía, TK Galindo y TK Paniagua, fueron asesinados. Galindo, miembro del PCP-Unidad, fue quien reemplazó a María Elena Moyano como teniente alcalde de Villa El Salvador luego de su muerte. Galindo fue asesinado el 12 de enero de 1993, y sobre su cuerpo había un cartel que decía: “!Abajo las elecciones! Viva el PCP!” Sin embargo, algunos entrevistados mostraron dudas que haya sido Sendero el responsable de la muerte de Galindo, a pesar de que la prensa se les sindicó como los responsables. El caso de Paniagua, que murió junto a su mujer cuando fueron acribillados dentro de su domicilio el 29 de enero de 1993, podría haberse tratado de un “ajuste de cuentas”; habría cuestionado a los directores del colegio donde Sendero tenía una presencia importante, pero el hecho de que fue candidato a la alcaldía enrareció el ambiente electoral en Villa El Salvador. Como recuerda un dirigente de Villa El Salvador:

[Paniagua] era presidente de la Apafa [Asociación de padres de familia] del colegio República de Nicaragua y ahí parece que habían profesores de Sendero…. él después comienza a criticar a los profesores, a cuestionar, no medía las consecuencias y en una ocasión le colgaron un perro muerto en la puerta del colegio…. A mi no me quedó claro si era por candidato o por lo de la Apafa, a mí me parece que era lo segundo porque de ser candidato no se enteraba nadie. Además no era la primera vez que las cosas la solucionan así. (85)

Se registra varios otros atentados y intentos de asesinato. El 17 de junio, el ex alcalde de Villa El Salvador, Michel Azcueta, resultó herido cuando un grupo de Sendero Luminoso trató de asesinarlo en la puerta del colegio Fe y Alegría donde él enseñaba. Resultaron heridos un policía miembro de su escolta, un amigo de Azcueta, y cuatro escolares. Habrían al menos cuatro intentos de asesinato a dirigentes vecinales y autoridades locales de parte de Sendero pero todos fracasaron, una muestra quizá de la creciente dificultad que enfrentaba el grupo maoista al actuar con su liderazgo principal en la carcel, el Estado a la ofensiva, y la aura de invincibilidad senderista destrozada.

(85) Entrevista, diciembre de 2002.

Conversaciones de paz no-realizadas, y el nuevo contexto pos-guerra en Villa El Salvador

Al finales de 1993, desde la cárcel, Abimael Guzmán solicitó al gobierno de Alberto Fujimori el comienzo de “conversaciones de paz”. Eso produjo un agudo enfrentamiento dentro de Sendero entre la dirigencia encarcelada, que cerró filas detrás de la propuesta de Guzmán, y la que seguía libre, encabezada por Oscar Ramírez Durand (alias “Camarada Feliciano”) hasta su captura en 1997, que argumentaba a favor de proseguir con la “guerra popular”.

En este nuevo contexto, la naturaleza tentativa y superficial de las alianzas políticas senderistas en Villa El Salvador se hizo cada vez más evidente. Al centrar su actuación política con la población local en la radicalización de los reclamos populares (como la revindicación de los títulos de propiedad en Pachacamac, por ejemplo, o el no-pago al autovaluo), y la promoción de la confrontación y la polarización, Sendero efectivamente pudo ganar espacios a nivel local, identificando los puntos débiles dentro de los contextos específicos y explotándolos en provecho suyo, para establecer alianzas con grupos descontentos, generar simpatía al apoyar revindicaciones locales, y agudizar los conflictos pre-existentes. Sendero también logró generar cierta simpatía sobre todo en zonas más nuevas, donde el tejido social y político era relativamente débil y las necesidades básicas eran muy grandes y no encontraban a quién acudir para solucionarlas. Como ocurrió en otras zonas tanto urbanos como rurales, Sendero se presentó como un justiciero local que castigaba a delincuentes, drogadictos y dirigentes corruptos, y dado el contexto de débil presencia del Estado y su incapacidad de asegurar la seguridad ciudadana en las barriadas, esto generó ciertos niveles de simpatía para Sendero. Sin embargo, Sendero no pudo consolidar esta simpatía ya que nunca buscó ofrecerle al pueblo alternativas viables a sus problemas y necesidades. De hecho, Sendero no estaba interesado en la construcción de un movimiento popular de masas, o en encabezar a las organizaciones locales. Al contrario, Sendero operaba bajo su propia lógica político-militar, que calculaba que la crisis del Estado capitalista –y, por tanto, su victoria final— estaba al alcance de la mano y que por ello, provocar enfrentamientos y polarización aceleraría la llegada de dicho momento. Esta incapacidad para forjar bases sociales más duraderas significó que con la captura de la alta dirigencia senderista y el subsiguiente retirada de sus cuadros más preparados en barriadas como Villa El Salvador, la presencia senderista en el distrito se desarticuló casi completamente. Significó también que los grupos que se oponían a Sendero dentro de las organizaciones recobraron fuerza y capacidad para enfrentarse nuevamente con dirigentes que se habían aliado y/o vinculado con Sendero anteriormente.

Este fue el caso en especial de la Federación de Mujeres y de la Coordinadora Juvenil. En octubre de 1993, la FEPOMUVES llevó a cabo una convención en medio de gran tensión y temor. Los jóvenes de la Coordinadora Juvenil brindaba seguridad. Algunas dirigentas, liderada por Donatilda Gamarra, criticaron a la presidenta, Pilar Anchita, acusándole de estar coludido con Sendero Luminoso. Cuando ella se negó a firmar un documento deslindando con Sendero Luminoso, los participantes de la convención votaron para destituirla del cargo. Donatilda Gamarra fue elegida la nueva presidenta de la FEPOMUVES, y con el repliegue de Sendero, los problemas anteriores comenzaron a desaparecer. Habían nuevos retos para la organización, pero la epoca de violencia política parecía llegar a su fin. Luego de un tiempo de casi total desactivación, cuando Michel Azcueta asume la alcaldía nuevamente en 1996, el Parque Industrial comienza a retomar fuerza, y hoy en día es un centro de producción y venta importante a nivel de todo Lima. La CUAVES, sin embargo, aún no se recupera de una deteriorada imagen tanto por la alta politización de la dirigencia como por la infiltración de los grupos alzados en armas a su interior.

Secuelas. El silencio y la desarticulación de la vida organizativa

Unos nos trataban de terroristas, otros nos trataron como traidores.

El dirigente se refugió en el silencio.

Luego de la captura de Guzmán se evidencia mayor presencia del Estado y de los agentes de seguridad y de inteligencia, como se menciona arriba. De hecho dentro de las secuelas mas mencionadas fue la cantidad de personas que fueron llevados preso o por haber estado involucrados con los grupos subversivos, o por haber sido falsamente acusados de estar involucrados. Los testimonios indican que varios dirigentes de izquierda que no tenían filiación con los grupos subversivos habían pasado largos años en la cárcel; algunos lograron su libertad por la Comisión Ad Hoc, que revisaba casos de supuestos inocentes, quienes luego serían liberados por perdón presidencial. Sin haber podido accedar a toda la información del Estado para tener toda la información al respecto, lo que sí se pudo constatar durante el periodo de investigación era la sensación compartida por casi todos de que la sensación de miedo aún no había desaparecido, y que mucha gente ha decidido no participar en las organizaciones sociales por ello.

Quizá la mejor forma de entender las secuelas de la violencia política en Villa El Salvador es retomando las palabras de los propios pobladores del distrito, recogidos durante diciembre de 2002.

Mientras unos amedrentaban a los dirigentes llevándolos presos, otros amendretaban acusando de traidores y acusaban una serie de cosas de manera [el] dirigente … se escondió, se refugió prácticamente, se refugió en el silencio [y en el] no querer aceptar responsabilidades.

  Lo que fue deteriorada, destruida, fue la organización vecinal, la organización comunal. Entonces los dirigentes ya comenzaron por diferentes razones de no atender sus responsabilidades, por miedo, el consejo ejecutivo [de la CUAVES] ya no fue la instancia que representaba al conjunto de la comunidad. Ya no era la instancia de la democracia para poder participar: O escuchabas un discurso amenazador de Sendero, o le escuchabas un debate ideológico o político que conversaba con alguna gente del MRTA. O encontrabas que te ibas a mirar o escuchar los insultos contra otros dirigentes. O sea hubo un enfrentamiento tan poderoso que nadie le encontró sentido para ir a las reuniones, porque ya eran cosa, pleito.

  Creo que después de 10 años la gente se ha vuelto violenta, los jóvenes se han vuelto sin esperanzas, violentos, donde todo es solamente crisis para ellos o para la gente, se ha perdido los valores, antes Villa El Salvador era solidario. Todos los vecinos nos reuníamos para celebrar la navidad, nos apreciábamos entre los vecinos, nos dábamos la mano entre los vecinos, ahora no, no les interesa, si tiene que hacerte daño por algo que necesitan simplemente te lo hacen y esta solidaridad de hace 10 años atrás ya se está perdiendo o ya está agonizando.

  Hoy ya la gente se ha vuelto individualista, oportunista, entonces lo que quieren ya no es organizadamente ejecutar acciones, sino quieren individualmente lograr para su lucro personal; lo que yo si estoy de acuerdo pero creo que el lucro personal va ir en función del lucro de todas no es cierto?, si yo consigo para todas me voy a beneficiar, pero es que a veces no lo entendemos así.

Yo creo que ha sido, no se como explicártelo pero ha sido extenuante porque ha terminando agotando a muchos sectores de mi país, no solamente por el accionar de Sendero sino muy claramente por lo menos visto del campo popular, quien ha tenido mucha responsabilidad han sido los gobiernos de turno, en el caso de Fujimori mas claramente, el interés muy claro de desarticular las organizaciones sociales, de corporativizar, de desarticular las organizaciones políticas y de parte de Sendero también muy evidente el hecho de atacar a los dirigentes y buscar que copar las organizaciones para involucrarlas en sus actividades, me parece que para los sectores populares ha sido bastante extenuante, tanto así que bueno, primero que las organizaciones se han desarticulado en su gran mayoría, ha habido un buen periodo y todavía se está en esto de ausencia de liderazgo y también de ausencia de participación.

  Creo que ha sido una experiencia en ese tiempo un poco negativa, es un poco lo que conversábamos hace un momento del hecho de mucha gente que tiende a olvidar, y a no tocar el asunto por ejemplo de lo que ha pasado, las generaciones por ejemplo recientes no conocen la historia de Sendero o no conocen mucho la historia organizativa por ejemplo de la comunidad, del país, de movimiento popular están bastante alejados de eso y creo que es porque en cierta forma Sendero constituye el fracaso del ideal, un ideal que a nivel nacional, a nivel de las organizaciones uno mantenía un ideal vinculado con la ...... democracia, democracia popular, de participación popular y que por lo menos en forma concreta aquí en el país Sendero constituye el fracaso de eso, el fracaso porque lo rompe, lo deshace, Sendero lo desquebraja todo eso, desde un grupo que se dice de izquierda.

  Bueno, yo creo que hay varias cosas buenas y malas, una primera cosa es que frente a la violencia política conseguimos la paz, y conseguimos la paz luchándola, es decir nos costó esfuerzo pero yo diría eso es un hecho positivo pero después de la violencia política caímos en cuenta de que si bien habíamos derrotado a la violencia política la sociedad seguía siendo tan violenta y que la violencia social estaba a la orden del día y que de repente no miramos los asaltos, los robos, porque estábamos mirando a Sendero Luminoso pero que estaba allí presente y probablemente alimentada o retroalimentada por la presencia de Sendero Luminoso

  Hay una situación todavía no resuelta porque la historia está así por cambios, por decenios, hay variaciones en la historia que en cuanto a cambios a nivel de la sociedad que se dan así, por tiempos prolongados y me parece que ese transición un poco no? Porque hay problemas irresueltos, los mismos problemas que hubieron en los 70 y en los 80, en el 90 y ahora o sea hay problemas que hay en nuestra sociedad que están pendientes, que no se han resuelto y que bueno en algún momento nuevamente van a cobrar importancia, cómo se asuman, la forma de cómo se asuman supongo que siempre serán diferentes pero de todas maneras son problemas que siempre originan conflictos, el mismo hecho de la presencia de Sendero aún todavía, aún vigente en el país, que está ahí, ahí como que, con un ánimo de nuevamente querer, de querer tener un rol protagónico, nuevamente el país, parece que va a durar y lo van a mantener, forma parte de su actividad propia que está dentro de su esencia como ideología de Sendero y …. Me parece que ha sido una experiencia también frustrante para mucha gente porque bueno, por los sueños rotos, por los ideales rotos y para reponerse de eso siempre cuesta, a la sociedad le va a costar bastante.

  Yo tengo mucho miedo al olvido, y tengo mucho miedo a que por ejemplo cada vez la gente recuerde menos a María Elena Moyano, no lo digo por María Elena lo digo por Villa El Salvador y por el Perú, si cada año que se hace algo por el papel de María Elena así sea menos gente si cada año la gente sabe menos de lo que hizo María Elena Moyano de la lucha que ella encabezó sería muy triste y yo creo que eso está pasando en Villa El Salvador y es lamentable. El otro día Hildebrand hizo un reportaje sobre Villa El Salvador y a mi modo de ver exagerado, pero sin dejar de tener razón, pregunto a unas gente si sabían quién era María Elena Moyano y esa gente le contesto que no sabía “quién era María Elena Moyano” entonces que hay allí? olvido de esa etapa, que se yo; finalmente hay sociedades que han vivido guerra y las generaciones que las han vivido las tienen bien presente porque no quieren que eso vuelva a suceder más pero las otras generaciones ya no y a pesar de que nosotros no hallamos vivido como por ejemplo guerras mundiales si hemos vivido una guerra muy cruda que significó prácticamente una década de violencia en el Perú, una década con 30 mil muertos y desparecidos, una década con cuantiosas pérdidas para la economía, una década de violencia donde algunas formas de ver las cosas o de decidir ... también implicaban actos violentos de la gente como que se iban internacionalizando en la sociedad o en las conductas de la gente y yo creo que hay que luchar para que este tipo de cosas no se repita, a mi me da mucho miedo miro con mucha pena cuando veo que por ejemplo el caso de María Elena yo creo que nunca debe olvidar estas cosas pero tengo la impresión de que se está olvidando y si pasa eso y si después vuelve a suceder algo parecido aquí en el Perú como nos vamos a poner si no hay memoria no es cierto, si no hay memoria de lo que paso, bueno allí también hay una labor nuestra de la municipalidad o de la gente de Villa El Salvador que pretende ser líder yo he escuchado gente importante de Villa El Salvador decir “bueno, ya no ya” pero yo creo que no hay que olvidar nunca esa etapa esos momentos, no hay que olvidar nunca.

Alexandria, Virginia, 25 de marzo de 2003
(*) Originalmente el texto fue publicado como 
   "Shining Path and the ‘Decisive Battle' in Lima's Barriadas: The Case of Villa El Salvador," en Steve Stern, ed., Shining and Other Paths: War and Society in Peru, 1980-1995 (Durham, NC: Duke University Press, 1998), y luego fue traducido y publicado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), bajo el título, La guerra insólita: Guerra y Sociedad en el Perú, 1980-1995. 
El mismo texto ha sido utilizado por la “Comisión de la Verdad y Reconciliación y, ahora, es parte integrante del informe.
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