Villa El Salvador, Lima - Perú
 
Cuentos, relatos y poesías
 
 
Web www.amigosdevilla.it

Cuentos relatos y poesías ==> Cuentos

cuento: anterior / siguiente
 
Julia, Teofilas y las otras
    Cuando lleguè a Villa El salvador solo habia arena y cielo ; pero entre todos logramos tener pajaros y arboles y esto es mucho ; pues no quiero quejarme demasiado, ya que hay mucha gente mas necesitada que yo. Pero en aquel entonces , mi esposo trabajaba todo el dia en una fabrica y solo ganaba 7.000 soles diarios, y con esto no se podia vivir. Teniamos ya tres hijos ; el dia jueves ya no teniamos dinero porque, realmente separados los pasajes de mi marido, el sueldo quedaba reducido en nada ; y esto - no tanto por mi, si no al ver a mis hijos hambrientos - me desesperaba. Pensaba irme a trabajar, pero como ? si no tenia tiempo ni para descansar ; pues entre cuidar a mis hijos y hacer algo de comida, se me iba todo. Ademàs, mi esposo no queria hablar nunca de nuestra situaciòn. Si le decia que queria buscar trabajo, me contestaba que tenia que cuidar del hogar ; si le contaba de mi desesperaciòn por no tener que darles de comer, me contestaba que su madre habia criado ocho hijos, y que yo solo tenia tres. Pobre Juan ! : el asunto era que èl tambièn estaba desesperado y no sabia que hacer. A veces, cuando ya no podia mas de ver llorar a mis hijos de hambre, me iba a pedir prestamos a los vecinos y, en realidad si tenian me los daban. El sabado les devolvia su plata y el jueves volvia a pedirsela.
    Una de estas veces fui donde mi comadre Teofila quien, por primera vez, me hablò del comedor." Siempre estàs con eso de la comida : por què no te apuntas a un comedor ? Yo soy socia hace seis meses y realmente ahorro y mis hijos comen todos los dias" .Pero, por aquel entonces yo estaba tan agobiada que no le hice caso. Dos semanas despues me encontrè con ella nuevamente, venia de recojer la comida del comedor. En mi casa comiamos camote y sopa de huesos porque la plata no alcanzaba para mas. Sin embargo ella llevaba arroz con guiso y sopa de verduras. Le preguntè entonces : como te alcanza la plata ?Se riò y me contestò : " ya te dije que me salvè con el comedor : nosotras somos trece familias y, juntas, compramos los alimentos y cocinamos ; y con esto se ahorra". Trece familias ? Y donde hay sitio tan grande para cocinar y comer tal cantidad de gente ? " Cocinamos en la casa de una de nosotras y, como ves, cada uno come en su casa" Yo no me cansaba de hacer preguntas. Despuès de un rato me volviò a decir" Bueno Julia, nosotras cocinamos por turnos ; mañana me toca a mi. Ven al lote trece asì tu misma entenderas todo".
    A la mañana siguiente fui y me quedè sin palabras. Tenian una gran cocina y ollas de cincuenta litros ; pero donde consiguieron estas cosas ? " Las compramos pues," Quien les diò el dinero ? " Nosotras mismas. Cada una al comienzo - ha prestado sus ollas, su cocina, y ha puesto una pequeña cuota. Despuès hemos realizados actividades : picarronadas, polladas, rifas, que nos han permitido reunir el dinero para comprar lo que ahora estas viendo. Ahora, de vez en cuando, realizamos otras que nos permiten tener un pequeño capital para comprar alguna otra cosa ; o para ayudar a alguna vecina o vecino que se encuentren en dificultad". Ese dia me fui muy entusiasmada y cuando llegò en la noche mi esposo, le contè lo que habia visto ; pero su reacciòn fue totalmente opuesta a la que esperaba." Que tonterias se te van metiendo en la cabeza. Siempre uno ha cocinado en su casa, no tenemos cocina ?. Intentè contarle. - La comadre Teofila es socia y se encuentra bien y, ademàs sus hijos comen-. El se molestò muchisimo ." justo de Teofila me hablas, que nunca para en su casa. Ten por seguro que nunca permitirè que mi esposa se vaya detras de una medio chiflada".
    Yo no tube la capacidad de seguir con èl y con mucha amargura me fui a la cama. No pasò ni un mes en que uno de mis hi jos se enfermò con tos y tuve que ir a la posta medica. Allì el medico me recetò algo para los bronquios, y me dijo que lo màs preocupante no era la tos, sino el hecho de que mi hijo era un desnutrido de segundo grado. Cuando caminaba hacia mi casita, apretando fuerte a mi bebito, me sentia mas desesperada y sola que nunca. Pensè todo el dia. Y esa noche, cuando llegò mi Juan, le contè lo que le occurria al niño y quien sabia si a los otros. El se quedò mudo, mirando a los niños dormidos. Yo le dije : " Nuestra situaciòn economica es cada dia peor ; pero algo tenemos que hacer : por lo menos, para los niños. He decidido ir mañana al comedor" Se quedò en silencio ; al rato dijo :" vete, pues".
    Asì engresè al comedor " San Martin". Me tocaba cocinar todos los martes ; pero no solo tenia que cocinar, sino tambièn tenia que sacar las cuentas de mi dia de cocina ; y yo, que hacia muchos años que no tenia un lapiz entre las manos, tuve que comprarme un cuaderno y hacer la contabilidad. Cada semana habia una reuniòn con todas las socias y la directiva del comedor ; y en ella se evaluaba el trabajo de cada semana : como se habia cocinado, las cantidades. La tesorera nos decia cuanto habiamos ahorrado por el fondo comun y cuanto teniamos que gastar en equipo. Cada una compartia lo que sabia, y yo, que nunca habia hablado en publico , tuve tambièn que aprender a intervenir en las reuniones ; y descubrì que me gustaba hablar de problemas - que hasta entonces creia solo mios - con las otras compañeras. Junto con las demas empecè a ver que se podia hacer con mis hijos o con mi esposo.Asì pasè un año. Mi esposo nunca decia nada ; porquè comiamos mejor y mis hijos estaban bien. De chica habia aprendido a coser ; pero despuès entre esposo, casa e hijos, no habia tenido la oportunidad de trabajar. Ahora como tenia casi todas las mañanas libres de la comidà aceptè la propuesta de una socia que tenia un pequeño taller de costura. Al comienzò no le dije nada a mi esposo, porque ya sabia que no iba a aprobarlo ; pero, como èl estaba afuera todo el dia, mis compañeras del comedor me animaron a aceptar, sin que èl supiera nada. Al cabo de unos meses habia ahorrado una platita.
    Un dia lleguè a casa y le enseñè ocho fierros de construcciòn, para empezar a levanta las columnas de nuestra casa. Se quedò muy sorprendido. Cuando le dije de donde habia sacado la plata, se molestò y se fue de la casa. Esta vez tuve miedo de que no volviera, pero despuès de un rato regresò y me di jo que yo tenia razon y que teniamos que seguir adelante. Ahora han pasados mucho años de cuando me apuntè al comedor y desde aquel momento mi vida ha cambiado bastante : tenemos una casa contruida de un piso , Juan y yo abrimos una taller en el parque industrial y entre nosotros hay respecto y aprecio. Pero todo lo que aprendì se lo irè enseñando a mis hi jos. Para que sepan darse cuenta de la realidad de la vida. Y no sean aplastadores o aplastados, como hombres y mu jeres que son.
Home page
Bienvenidos
Quiénes somos
Mapa del sitio
 
Paseando por Villa
 
Autores y libros peruanos
 
Historia
de Villa El Salvador

Enlaces

Bibliografía
Maria Elena Moyano
Mapa Social de Villa
 
Música peruana
 
Contáctenos
 
   
   
 

por

Nacha
Villa El Salvador
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
     
Home page
Cuentos relatos y poesías
  visitadores en linea en este momento
Es una publicación de www.amigosdevilla.it